Rayner


Logic is central to analysis”. 
(Rayner, 1981, p. 403)

“…the unconscious must conform to some logic or else unconscious material could never be understood”. 
(Rayner, 1981, p. 403)

“Matte-Blanco… has utilized logical analysis… to elucidate primary process”.
(Rayner, 1981, p. 401)

Symmetrical logic seems to be an essence in the everyday paradoxes inherent in metaphor, symbolism and poetic diction generally”.
(Rayner, 1981, p. 406)

“…symmetrical logic is not of itself pathological... both logics are essential to all thinking especially that which has any dynamic richness or creativity”. 
(Rayner, 1981, p. 406)

 Unconscious processes, together with emotional ones… do usually contain ordinary logical relations but they are mixed with symmetrizations which seem strange or inappropriate.
(Rayner, 1990, p. 428)

symmetrization is occurring in any strong emotion.
(Rayner, 1990, p. 429) 

“The mind continuously orders data into sets in both rational and fantastic ways”. 
(Rayner, 1981, p. 403)

Matte has done something really new; if nothing else he has introduced the concept of infinity and infinite experiences into psychoanalytic thinking”.
(Rayner, 1995, p. 248)

Once alerted to infinite experiences one cannot help being struck by many signs of infinity in things every patient brings to analysis.
(Rayner, 1990, p. 429)


Freud mostró que los procesos inconscientes no obedecen las reglas de la lógica clásica. MB*, interesándose en ellos como estructura cognitivas desde un punto de vista epistemológico, pensó que, si son comprensibles, no pueden ser completamente azarosos, sino que deben ajustarse a ciertas reglas subyacentes.
* Matte-Blanco utiliza la lógica matemática para clarificar y ampliar la teoría y la técnica psicoanalíticas, sus ideas no contradicen sino que complementan al psicoanálisis clásico, y se refieren fundamentalmente a las lógicas simétrica y asimétrica, las características del inconsciente, y los conjuntos infinitos y su relación con los afectos.

Nos movemos por el mundo ordenando datos en la organización de colecciones: conjuntos y clases* en base a pensamientos, conscientes o inconscientes, que involucran la formulación de proposiciones, constituyentes del conocimiento real o fantástico, que van desde simples actos de percepción hasta deducciones de alto grado de abstracción a partir de datos complejos**. 
* Todo objeto total, estructura y sistema es un conjunto (de partes interrelacionadas), y una clase es un conjunto de elementos individuales que poseen un determinado atributo (cualidad o característica) en común que es lo que la define como tal.
** Cuando Las proposiciones implicadas en la percepción y el pensamiento son susceptibles de ser chequeadas con respecto a su relación con los datos se trata de hipótesis, pero cuando no, son fantasías.

A cada momento del día, mientras nos ocupamos de nuestros asuntos, la mente (humana o animal) presentan una actividad clasificatoria continua. Manejarse en el ambiente requiere constantes actos de reconocimiento, sin los cuales todo debería aprenderse de nuevo cada vez. Pero para relacionarse con el entorno también se necesita discriminar entre sujeto y objeto, y registrar las diferencias de los objetos entre sí. En suma, estamos siempre clasificando, y esto implica captar tanto lo igual como lo diferente. MB usa el término simetría* en lugar de igualdad y asimetría en vez de diferencia**. 
* La simetría siempre involucra una ecuación (igualdad) o un pareo (acción de igualar) de algún tipo. Las relaciones simétricas son aquellas que al ser invertidas permaneces iguales. Por ejemplo: A toca a B (B toca a A), María está cerca de Juana (Juana está cerca de María). El funcionamiento simétrico tiende a la igualdad, a la homogeneidad, en él la similitud se pierde en la igualdad. 
** Asimétrico significa no igual que, más allá de su uso habitual para marcar la falta de simetría espacial bilateral. Las relaciones asimétricas son aquellas cuyos opuestos o contrarios no son idénticos a ellas. Por ejemplo: A está a la derecha de B (B está a la izquierda de A), Ana como una pera (la pera es comida por Ana). El funcionamiento asimétrico tiene que ver con el registro diferencias y relaciones, y es esencial para el reconocimiento de y el pensamiento sobre el mundo externo. 

MB utiliza los conceptos de simetría y asimetría, que en su opinión operan en diferentes proporciones en distintos niveles de actividad mental, para elaborar dos hipótesis:
  1. El razonamiento lógico común y el pensamiento científico sobre el mundo físico se manejan fundamentalmente con relaciones asimétricas (proceso secundario).
  2. El inconsciente puede tratar a las relaciones asimétricas como si fueran simétricas llevando a experimentar a lo diferente como igual*: simetrización** (proceso primario).
* En esta idea, descubierta en el estudio del pensamiento esquizofrénico, reside la clave de la obra de MB.
** La simetrización es la inserción inapropiada de la simetría

Las relaciones temporales y espaciales, y aquellas entre las partes y el todo y entre el individuo y la clase son asimétricas:
  • A es anterior a B y b es posterior a A, pero al simetrizarlas se pierde la sucesión o la secuencia y desaparece la dirección del tiempo.
  • A está delante de B y B está detrás de A, pero la simetría lleva a que B también esté delante de A y se pierde entonces el sentido del espacio.
  • Si A es el todo y B es una parte, A incluye a B y B está incluido en A, pero al entrar en juego la simetrización, la parte B incluye al todo A, con lo cual las partes pasan a ser iguales al todo* (por ejemplo, el pene es una parte del cuerpo, pero en la psicopatología –neurosis o psicosis- o en los sueños, pene, cuerpo y self suelen aparecer indiferenciados al igualarse la persona a sus órganos genitales).
  • Clasificar requiere considerar subclases y/o elementos individuales y tener en cuenta sus similitudes y diferencias, pero al simetrizar una clase se pierden las jerarquías y se esfuma la singularidad, las subclases y/o los elementos dejan de distinguirse entre sí, e incluso desaparece la diferencia entre subclase y/o elemento y clase* (por ejemplo, si sólo me preocupa el color rojo, todas las cosas rojas serán iguales y cualquiera de ellas representará a la clase completa, de todos modos es imposible concebir conscientemente una pura rojedad en el polo de la extrema simetría).
* En matemática, cuando la parte es igual al todo (el subconjunto tiene igual cantidad de elementos que el conjunto) estamos ante conjuntos infinitos (colecciones cuyo conteo de elementos es interminable, por ejemplo, números pares -subconjunto- y números -conjunto-). Hay diferentes clases de infinitud: intensiva y extensiva, positiva y negativa.

Las cinco características del inconsciente enumeradas por Freud, importantísimas por haber trazado el camino hacia la comprensión de sueños y síntomas, son vistas por MB como derivaciones de la simetrización, y pueden ser mejor entendidas a la luz de las dos lógicas:
  1. Atemporalidad (y aespacialidad).
  2. Reemplazo de la realidad externa por la interna: Afuera y adentro se vuelven idénticos, aunque para un observador externo que todavía las distingue, la realidad interna reemplaza a la externa.
  3. Condensación: Ideas derivadas de diferentes tiempos y lugares son experimentadas como pertenecientes a un solo objeto.  Es consecuencia de la desaparición del tiempo, del espacio y de la individualidad. Ejemplo: antes de unas vacaciones una paciente soñó con un instructor de ski que representaba instructores de diferentes etapas de su vida a través de una imagen condensada de madre, padre, hermano, marido, analista y parte propia.   
  4. Desplazamiento: Base de la simbolización, de la transferencia, de la proyección, de la introyección y de la sublimación. Un observador externo ve que alguien desplaza ideas y sentimientos de un objeto a otro, pero para el sujeto ambos objetos son idénticos por pertenecer a una clase simetrizada. La defensa lleva a que la idea o sentimiento no sea reconocida en su vínculo con el objeto original. Ejemplo: Una paciente se enoja con su analista en lugar de enojarse con su marido.
  5. Ausencia de contradicción mutua (entre deseos contradictorios): Solo se conoce lo que común entre los deseos, a los que se experimenta como idénticos y no como opuestos e incompatibles. La ausencia de negación también deriva de la lógica simétrica.
MB investigó los fundamentos de la actividad mental combinatoria que integra el registro de lo igual con la captación de los diferente. Los procesos inconscientes a menudo registran solo la identidad (actividad lógica simétrica) cuando la consciencia hubiera discriminado diferencias (actividad lógica asimétrica). Los niveles inconscientes de la mente se ocupan de igualar casi exclusivamente, mientras que los niveles conscientes se centran en la discriminación en el mundo perceptual. La estructura de las ideas, que cuando están cargadas emocionalmente corresponden a relaciones de objeto internas, puede ser estudiada de acuerdo con el grado de predominancia de relaciones lógicamente simétricas o asimétricas.

Todos usamos la lógica simétrica, tanto en condiciones normales, como cuando incurrimos en prejuicios (por ejemplo: Es mujer, debe manejar mal –una conductora es igualada con dos clases, la de las mujeres y la de los malos conductores, y ambas clases son igualadas entre sí-) o utilizamos ciertas expresiones (por ejemplo: Todos somos X, que es ilógica pero no sin sentido), como patológicas (invasiones de simetría). Y, de hecho, que el pensamiento sea racional no depende de la exclusividad de operaciones asimétricas sino del grado de consciencia y de consistencia con que se utilice la simetría y la asimetría

El juego imaginativo involucra ambas lógicas (asimétrica y simétrica) a la vez. Un chico en la playa dice Soy una piedra, sin un grado suficiente de simetría se acaba el juego, pero si la asimetría se pierde del todo llegamos al delirio. Lo mismo sucede con el teatro y la poesía. Esta mezcla de simetría y asimetría, que constituye el punto de vista bilógico, facilita la reflexión sobre el pensamiento y favorece la escucha de los pacientes y el trabajo con ellos (haciendo más comprensible el pensamiento de nivel borderline y psicótico).

Las simetrizaciones son corrientes en el ámbito de las experiencias afectivas. Por ejemplo, de “X es un buen amigo” podemos deslizarnos fácilmente a “Con X somos mejores amigos”. Se produce una indiferenciación o fusión entre sujeto y objeto, que se tornan intercambiables, y aparece un sentimiento difuso de amistad. Otro ejemplo: Winnicott dice que el infante contribuye al bienestar de la madre que lo amamanta: si ella es buena para él, entonces él es bueno para ella.

También se evidencian en el sentimiento oceánico y en los estados simbióticos o fusionales, en la identificación, la empatía y la sintonización intersubjetiva, y en la creatividad científica.

La creencia en la omnisciencia (saberlo todo), la omnipotencia (poder todo) y la impotencia (no poder nada), la idealización implican infinitos. Lo mismo sucede con otros estados emocionales extremos, caracterizados por irradiación y maximización, y en los cuales espacio y tiempo tienden a desaparecer: 
  • Enamoramiento apasionado: La belleza del amado es toda la belleza y el amor del amante es ilimitado.
  • Miedo fóbico: No se teme a algo específico sino a una amenaza desconocida. Hay asimetría ya que algo interno es proyectado al exterior, pero luego entran en juego simetrizaciones.
  • Dolor depresivo: Una pérdida o el final de una relación involucran al tiempo, pero al irradiarse el dolor todo lo bueno puede parecer perdido para toda la eternidad.
Si las emociones extremas subyacen como núcleos de todo sentimiento, se puede concluir que, en su aspecto cognitivo, los afectos contienen elementos de ambas lógicas que conforman conjuntos infinitos, y son, por lo tanto, estructuras bilógicas. En las emociones extremas prevalecen las experiencias infinitas y la simetría, pero la emocionalidad leve, profunda o tranquila contiene pensamientos compuestos por ambas lógicas.

Rayner sostiene que los afectos constituyen el centro del trabajo analítico y define a la emoción del siguiente modo: es un evento somatopsíquico janusiano (que mira en dos o más direcciones a la vez), una experiencia holística de multiplicidad que puede describirse como una apreciación o evaluación general instantánea tanto del estado del entorno como de las condiciones psicofísicas del organismo simultáneamente, que comprende datos de percepciones, sensaciones, recuerdos, anticipaciones y de la situación del self en relación con los otros, todo al mismo tiempo. Y al preguntarse cuál sería el propósito adaptativo de la simetrización inherente a la emoción, responde:

Aunque tosca y frecuentemente mal entendida comparada con el pensamiento analítico, la emoción, a diferencia de la lógica, conduce a una comprensión rápida, ya que no se trata de una interrupción del pensamiento, sino más bien una etapa preliminar o final de un proceso de pensamiento. Una evaluación general emocional basada en el miedo, la excitación o el enojo, por ejemplo, puede dar inicio al pensar. Aquí vemos un elemento motivacional en la emoción que funciona con circuitos de retroalimentación, pero también una red de impresiones externas e internas que conforman una estructura dinámica compleja. Luego, el final de la secuencia de pensamiento también está marcado por la emoción (satisfacción, triunfo, placer, orgasmo, fracaso, etc.). Entre medio, otras emociones evaluarán el proceso. Despojado de aspectos emocionales, el pensamiento es puramente analítico y tendiente a realizar inferencias consistentes basándose en relaciones asimétricas, pero no conduce a una consciencia integral global, ni motiva para la acción por sí mismo. Por el contrario, cuanto más amplias y profundas sean las emociones implicadas en un tema, mayor será la probabilidad de comprenderlo merced al pensamiento subsecuente. Desde esta perspectiva, sentir y pensar no se contraponen, sino que conforman aspectos de cualquier proceso creativo, adaptativo o no. 

La simetrización de la emoción posee, además, una función biológica, ya que la impresión general que provee permite reaccionar rápidamente, sin perderse en detalles innecesarios, a elementos valiosos o peligrosos en situaciones críticas. Una clasificación rápida proveniente de simetrizaciones gruesas, aunque sea prejuiciosa, es ventajosa, ya que posibilita discriminar velozmente entre amigo y enemigo, presa y predador, etc.

En estados normales, las dos lógicas parecen estar en armonía, mientras que en la patología están en desacuerdo.

La lógica simétrica permite un nuevo abordaje del inconsciente no reprimido

Hay dos razones por las cuales lo psíquico puede estar excluido de la consciencia. La primera es que determinado contenido que ha sido antes consciente o preconsciente, y que contenga por lo tanto pensamientos de naturaleza asimétrica*, esté reprimido o sujeto a otra defensa. Esto implica que tiempo y espacio pueden estar representados en el inconsciente reprimido.
* La consciencia requiere relaciones temporoespacioales asimétricas.

La segunda es que lo regido por la lógica simétrica no puede ser consciente porque la consciencia no puede comprenderlos*. 
* La consciencia solo puede usar medios asimétricos para aproximarse a la simetría. Podemos comprobar la incapacidad de la consciencia para captar la simetría tratando de pensar en algo vivo y muerto a la vez o imaginando que el todo y sus partes son idénticos…

A partir de lo anterior es posible distinguir dos tipos de procesos en el curso de la terapia:
  1. Clásico levantamiento de la represión y desarmado de las defensas responsables de la creación de elementos inconscientes reprimidos dinámicamente. Conlleva enfrentar resistencias.
  2. Actividad más frecuente denominada por MB función de despliegue o traducción, consistente en ayudar al paciente a ver sentidos nuevos o más profundos en ideas que no están reprimidas. En este tipo de trabajo, los significados novedosos se asocian a las viejas ideas conscientes porque tienen una raíz idéntica, basada en la simetría, en el inconsciente no reprimido. La experiencia simétrica es contenida por ideas asimétricas y se gana con la inmersión o aproximación a la experiencia simétrica infinita desde nuevos puntos de vista asimétricos. En este caso no aparecen resistencias, sino que el paciente disfruta tranquilamente del proceso.
El énfasis en el concepto de infinito tiene, según Rayner, precursores históricos y culturales. Los budistas zen cuentan con métodos para desarmar el pensamiento objetivo, verbal y categorial (formas lógicas asimétricas) y alcanzar la paz de la iluminación en un estado de unidad con lo infinito. Los sufís y los místicos cristianos buscan en similares direcciones. En otros tiempos, Akenaton y Moisés pensaron a Dios en términos de infinito, como presente en todas las cosas por toda la eternidad.

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Rayner se pregunta si simetría y asimetría podrían llegar a relacionarse con el funcionamiento de los hemisferios cerebrales


- Rayner, E. (1981). Infinite Experiences, Affects and the Characteristics of the Unconscious. Int. J. PsychoAnal., 62:403-412
- Rayner, E. and Wooster, G. (1990). Bi-Logic in Psychoanalysis and Other Disciplines an Introduction. Int. Rev. Psycho-Anal., 17:425-431
- Rayner, E. (1992). Matching, Attunement and the Psychoanalytic Dialogue. Int. J. Psycho-Anal., 73:39-54
- Rayner, E. (1995). Is There Any Logic in Feelings? An Introduction to Matte Blanco's Theory of Emotions. Brit. J. Psychother, 12(2):242-250


Los ojos del puente. Notas para la presentación del libro azul.

Texto leído en la presentación de este libro en APA (26/9/2019)


Cuando era estudiante de psicología nos juntábamos en mi casa con una compañera de la facultad a prepararnos para rendir los exámenes de la carrera. Ella tenía menos tiempo porque trabajaba más horas, así que yo la recibía con los textos ya leídos y resumidos para poder contarle rápidamente de qué se trataban. Nos reuníamos principalmente para estudiar psicoanálisis y recuerdo que, más de una vez, en medio de mis relatos y explicaciones, me sorprendí diciendo “porque Freud me dijo que…”. En aquellos momentos nos reíamos de mis ataques de megalomanía y seguíamos debatiendo acaloradamente. Si evoco hoy estos actos sintomáticos es porque que me parece que revelan un elemento que emerge en mí y quizás también en otros con cierta frecuencia durante la lectura: el anhelo de poder hablar con el autor del texto que tenemos entre manos. Creo que el libro laboriosamente entretejido a partir de conversaciones de Oxana Nikitina con Luis Antonio Chiozza, es una muestra de este deseo hecho realidad.
En general, los libros son unitarios, y cuando no lo son, integran colecciones de un número variable de volúmenes, o series de dos o tres tomos. Es un suceso bastante inaudito que un conjunto de libros conformen, como en el caso de “Sí, pero no de esa manera” y “¿Por qué allí? ¿Por qué ahora?”, una pareja. Así que hoy, aunque hablaré más del libro azul, no podré dejar de referirme a su compañero, el libro verde, del que surgió probablemente como una extensión.
Comenzaré comentando los títulos, que en ambos libros rinden homenaje a Viktor von Weizsaecker.
El nombre del libro verde alude a la postura de este autor, contrario a combatir a las enfermedades desde afuera como si no tuvieran nada que ver con las crisis biográficas del enfermo, y constituye una fórmula que expresa con brevedad en qué consiste ese maravilloso proceso de transformación, al que todos los que estamos aquí presentes nos hemos confiado, llamado tratamiento psicoanalítico.
El nombre del azul, por otro lado, está conformado por dos preguntas que preanuncian la importancia del preguntar en el interior del libro.
En cuanto a los subtítulos de sendos libros, asistimos en ellos a lo que, hasta dónde sé, es la flamante inauguración de una palabra inédita, que se destaca subrayada en rojo cuando la escribimos en Word, y a la cual fácilmente, mediante un simple clic, podemos Agregar al diccionario. El término en cuestión que, según lo que entiendo, equivale en la concepción chiozziana a psicoanálisis propiamente dicho, es “psicosomatología”, vocablo específicamente creado para nominar a la disciplina que indaga en el vasto territorio de lo psicosomático, al cual, en virtud de nuestros límites, sólo lo podemos percibir o considerar desde una sola perspectiva a la vez, es decir, en su aspecto somático, como corporalidad física y espacial, o en su aspecto psíquico, como significado histórico (vicisitud que no debería hacernos olvidar que cuerpo y alma no son cosas diferentes, sino formas distintas de referirse a lo mismo que emergen como productos determinados por nuestra modalidad de construcción de la realidad). 
Pasando ahora a los agradecimientos y a los prólogos, lo primero que llamó mi atención, fueron las actitudes afectivas de los autores, que obraron, según creo, como factores favorecedores de su fluyente productividad: en el verde, gratitud (de Chiozza a Oxana por su “interés y entusiasmo”), en el azul, admiración (de Oxana hacia Chiozza, por la conmovedora autenticidad, la profundidad y la generosidad de su persona, la amplitud de su obra y la significancia y originalidad de su enfoque). Creo que ambas contribuyen a la creación de una atmósfera transferencial predominantemente positiva, en el vínculo entre maestro y alumna (que también son colegas), cuyas emanaciones desbordan los confines del libro y se extienden hacia los lectores, involucrándonos, e invitándonos a aproximarnos y a participar de la fecundidad de su encuentro. 
Como sostiene Ignacio Matte-Blanco: “feeling is the mother of thinking”, y como lo sugiere en el título de uno de sus grandes libros, pensar, sentir y ser se integran, en los casos afortunados, en un blend equilibrado y armónico. El libro verde pretende ser un “libro de texto” que muestre la “manera de pensar el psicoanálisis” de Chiozza, lo cual no es fácil, tratándose de un pensamiento tan abarcador y tan complejo, y aún lo es menos si se propone evadir la “aridez del intelecto abstracto”. Si lo consigue, es porque se las arregla para transmitir, además de lo central de sus ideas, su manera de sentir y de ser, plasmada en su estilo para hacer, que se concreta en la práctica de una clínica psicoanalítica y en el ejercicio de una producción teórica singulares. Pero como todo texto es siempre inevitablemente inconcluso y en este libro en particular la condensación es extrema en algunas secciones, veo al libro azul como un complemento, que viene raudo en su ayuda, y que, repasando y desplegando su contenido, cumple con el propósito de re exponerlo en el formato de un “diálogo amigable” a través de la intermediación de Oxana como lectora participante.
Otra intención, explícita en el verde e implícita en el azul, es la de servir como introducción a ulteriores lecturas. Objetivo que alcanzan, ya que es muy difícil transitar las páginas de estos libros sin verse tentado a ahondar en la investigación bibliográfica. 
Pasaré ahora al cuerpo del libro azul y, sin limitarme a redactar una reseña lineal, comentaré brevemente algunas de las cosas que se me fueron ocurriendo mientras lo leía.
En su famoso Diccionario de Filosofía, José Ferrater Mora, dice que el preguntar puede ser visto como un modo de ser de la existencia humana. Señala que, paradójicamente, sólo se puede preguntar sobre aquello que se sabe, y une al preguntar tanto con la idea de regresar a las cuestiones más fundamentales como a la bella imagen de abrir un horizonte
A lo largo del libro azul, algunas de las intervenciones de Oxana son comentarios, pero en su gran mayoría constituyen preguntas, muchas preguntas, más de 100 preguntas, 117 preguntas en total si no me equivoco, que justamente sirven a dos fines: volver a los temas cardinales de la psicosomatología desarrollados en el libro verde y explayarse sobre ellos, explicándolos y ejemplificándolos de otro modo.
Al pensar en las preguntas y al cuestionarme acerca de ellas acudió a mi mente una escena de la película de Gus Van Sant, Finding Forrester (2000), protagonizada por Sean Connery, que muestra una de las primeras reuniones entre un renombrado escritor y un adolescente talentoso. Ante una sugerencia del primero: que revuelva la sopa antes de que se cuaje, el joven discípulo le pregunta por qué a la sopa de su casa eso nunca le sucede, y luego, al verlo filmar a un pájaro desde su ventana, le pregunta si nunca sale de su casa. Forrester lo mira contrariado y le dice que le hubiera convenido quedarse con la primera pregunta, a la que tilda de “soup question”, aclarándole que el punto de una pregunta reside en obtener información que nos importe de verdad, que se dirija a algo que por algún motivo nos afecte personalmente. A lo largo del libro azul podemos acompañar a Oxana en la apetencia que la urge a preguntar y a reformular algunas de sus preguntas en series in crescendo en cuanto a su grado de perentoriedad, pero cuando más nos identificamos con ella es en aquellos momentos en los que descubrimos de golpe el inconfundible sabor de una pregunta-sopa (de esas que cuando era pequeña, mi hija saludaba exclamando: “¡Que pregunta tan preguntona!”).
Etimológicamente la palabra “preguntar” deriva del latín percontari, que a su vez proviene de contus, utensilio usado por los navegantes para tantear el lecho del río, para sondear su fondo, es decir que, con la eficacia propia del símbolo, este término nos muestra una porción muy sugestiva de aquella situación global a la que es capaz de representar. Empapándonos de su sentido literal, podemos figurarnos el acto de preguntar como una tarea que, dependiendo de cómo responda quien reciba la interrogación, nos sirve para avanzar en el interminable camino del conocimiento por regiones que presentan diferentes profundidades, algunas más o menos superficiales y otras de una mayor hondura, algunas incluso insondables, que son las que nos motivarán a proseguir buscando (buceando).
Pasando ahora a las respuestas de Chiozza, considero que algunas de ellas simplemente explican determinados tópicos, ya sea de psicoanálisis en general o específicamente de algunos de sus aportes, otras esclarecen brillantemente zonas oscuras o brumosas. Pero no puedo negar que determinadas respuestas me resultan movilizadoras y hasta incómodas podría llegar a decir. Chiozza es un autor respetuoso, ordenado, didáctico… pero entonces, ¿qué es lo que hace que en ocasiones lo que dice me resulte difícil de aprehender o incluso me descoloque? Y seguramente esto no me pasa sólo a mí. Sin ir más lejos, Oxana expresa al comienzo del libro su intriga por la polarización de las reacciones de los analistas ante el pensamiento de Chiozza, que yo unificaría en una ambivalencia oscilante, más o menos cargada hacia un lado o hacia el otro. Dejando de lado las resistencias obvias determinadas por la animadversión hacia la enfermedad por casi todos admitida, su usual apartamiento de lo consensual, y el hecho de que sus palabras responden no sólo a las preguntas de Oxana, sino a las que él mismo tuvo que haberse planteado previamente, y que sólo significarán algo para quienes compartan su curiosidad por aquello a lo que apuntan, me atrevo a destacar dos obstáculos epistemológicos (interrelacionados) que traban, pero a su vez favorecen, siempre y cuando se logre superarlos, el abordaje y aprovechamiento de sus ideas.
Uno es la falta de demarcaciones tranquilizadoras. Me parece que Chiozza es, entre otros, un autor del continuum. Para él la capacidad simbólica, lejos de ser una prerrogativa humana, se expande hacia lo más carnal del ser humano y hacia afuera de él, alcanzando el mundo animal e incluso el reino biológico en su totalidad; además, en su concepción, desde una célula a la biosfera completa, no se sabe muy bien en dónde empieza y en dónde termina el individuo; lo mismo sucede con la patología, que puede afectar a un órgano, a un pueblo, o incluso a la humanidad en su conjunto; o con el acto fallido, desde el traspié al trastorno; y así podría proseguir con otros ejemplos. Creo que la amplitud de esa mirada sobre una inmensidad sin alambrados a veces puede resultar abrumadora.
El otro escollo proviene del hecho de que Chiozza, como lo delata el tono poético que a menudo asoma en su escritura, se maneja en el plano intelectual, con elaboraciones que trascienden el clásico pensamiento racional, utilizando estructuras y razonamientos, y en general un estilo, que desde una perspectiva Matte-Blanquiana llamaríamos bilógicos y bimodal respectivamente, que requieren para su aceptación de un funcionamiento en proceso terciario nada fácil de sostener, que implica trabajar con lo asimétrico y lo simétrico conjuntamente (o dicho de otra manera, que requiere poder establecer diferencias sin dejar de atribuir importancias). Por ejemplo, su concepción de lo psicosomático, fundamental en su enfoque, remite a un modo simétrico de ser y sentir que sólo podemos captar y pensar asimétricamente, traduciéndolo. 
Otros ejemplos nos conducen a la utilización por parte de Chiozza de lo que Albert Rothenberg conceptualiza como uno de los tres procedimientos específicos utilizados por las personas altamente creativas, el pensamiento janusiano, que consiste en concebir dos o más elementos opuestos o antitéticos simultáneamente, lo cual tampoco es sencillo. La muestra más evidente que hallé es el de “consciencias inconscientes” (expresión que remite a los incontables estratos dotados de actividad significante inconscientes para la consciencia habitual); otra podría estar dado por la imbricación que postula entre cultura y natura confluyendo en la culturaleza; y seguramente hay más.
Desbrozando el terreno de racionalizaciones, finalmente nos interesaremos por un autor, lo incorporaremos y asimilaremos, si conseguimos amarlo y odiarlo en su justa medida, pero más allá de cuánto tomemos o rechacemos su influencia a nivel consciente, es en el propio trabajo clínico donde notaremos realmente su indiscutible impronta. 
Por supuesto, hay muchas más cosas de las que podría seguir hablando, pero me contentaré con decir que estos libros, tanto el azul como el verde, trazaron para mí un sendero, y el percatarme de cuánto me modificó empezar a transitarlo fue lo que me condujo a escribir lo que manifestaré, para terminar, en el último párrafo.
Afortunadamente, leemos muchos libros en esta profesión. A los que catalogo como buenos, puedo dividirlos, independientemente de las corrientes a las que adhieran, en dos grandes grupos. En uno incluyo a los que agregan ramas, hojas, y hasta flores y frutos a los árboles que pueblan nuestros marcos referenciales. En el otro, a los que funcionan como rayos de sol que derriten imperceptible o flagrantemente el hielo de nuestros endurecidos glaciares teóricos eliminando prejuicios, redefiniendo conceptos, confirmando intuiciones o haciendo vibrar nuevas ideas y emociones. Al libro de Luis (ya entré en confianza) y de Oxana, a quien admiro por esa valentía loca demostrada al irse a vivir a 13.500 kilómetros de distancia de su tierra natal por amor al psicoanálisis, y a quien aprecio como compañera de formación (la conocí en uno de mis primeros seminarios de APA) y hermana de diván (compartimos al querido Dr. Marco Aurelio Andrade -otro migrante- como analista didacta), pero, sobre todo, a quien valoro y quiero como entrañable amiga, lo ubico con orgullo en el segundo grupo, mientras escucho todavía las resonancias del estruendo provocado por el desprendimiento de algunos grandes bloques en mi metafórico Tronador.

Margarita Artusi, Mar de las Pampas, Julio de 2019


https://www.youtube.com/watch?v=eC4qzZDD5x4&feature=youtu.be







Ignacio Matte-Blanco

 "...my father gave me a nickname which in English would be something like little hair-splitter. That is me, very emotional and logical at the same time".
(Matte-Blanco, 1975, xviii) 
 


Ignacio Matte-Blanco nació en Chile (1908). 
Estudió medicina y se especializó en psiquiatría. 
Se formó como psicoanalista en Inglaterra. 
Trabajó en Estados Unidos y finalmente se radicó en Roma.
Falleció en 1995.
Fue uno de los fundadores de la Sociedad Psicoanalítica Chilena.