Narciso

Entrada elaborada a partir de un fragmento del artículo de MB Creatività ed ortodossia, de 1975, publicado en el Rivista di Psicoanalisi, N° XXI. 
 
 


"El mito de Narciso... es un muy exitoso intento de explicar en palabras e imágenes una realidad humana que es intrínsecamente impronunciable".
 
 
Sin pretender sustituir otras interpretaciones psicoanalíticas de este mito, MB propone su propia visión del mismo.
 
El infante hambriento-sediento, frustrado por la ausencia del pecho, se mira asimétricamente por primera vez y se funde con el otro, algo que es él mismo pero también su madre, su aspecto simétrico, su sentimiento.
 
Narciso ve la ilusión de una traducción en imágenes de algo que no es una imagen. Cuando siente ese amor tan profundo por su reflejo está buscando su modo simétrico de ser con su modo asimétrico de ser. El otro lado del espejo del agua es él mismo visto como otro.
 
El mito expresa un problema central de la humanidad, el del encuentro entre los dos modos de ser. En un polo está el encanto, la ilusión, una realidad cerrada al pensamiento, inalcanzable. En el otro, el intento de analizar, de razonar.
 
 
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Creatividad

Entrada elaborada a partir del artículo de MB Creatività ed ortodossia, de 1975, publicado en el Rivista di Psicoanalisi, N° XXI

 
"todos los estudios, tanto psicoanaliticos como de otras orientaciones, que existen acerca del proceso creador, muestran claramente que en último término éste parte de un estado emocional cuya riqueza múltiple puede llegar a cristalizarse en la precisión especializada y de menores dimensiones que constituye, por ejemplo, una fórmula matemática."
(MB, 1961)

"All artistic activity is the result of a reading inside of symmetrical being..."
(MB, 1975, p. 290)

"...the potentialities of the unconscious are actually infinite. And so are the 'theoretical possibilities of art."
(MB, 1975, p. 300)

"...any creativity, including mathematics and physics, releases richer strata than those of thought..."
(MB, 1984)
 
Poets and schizofrenics are frequently concise but usually not precise, and this is connected with the fact that they tend to put in so many things - as a limit: the universe - even when they speak of small, well-circumscribed subjects".
(MB, 1988, p. 155)

"...poetry… is differently estructured, as a result of more or less frequent symmetrizations, which treat certain things which scientific thinking differentiates from one another as one and the same".
(MB, 1988, p. 156)

 
"La nueva (original) belleza de una obra de arte… no descansa en sus elementos materiales sino en lo que la organización de estos elementos logra transmitir de lo psíquico”.


 
Klee, In the Beginning, 1916
 

“El problema de la creatividad es central para el hombre ya que se refiere, tanto conceptual como biológicamente, a la cuestión del mantenimiento y la propagación de la vida”.

Generalmente se dice que una creación es el resultado de una actividad psíquica nueva y que la creatividad es la capacidad de completar la actividad creativa. Sin embargo, Matte-Blanco propone la posibilidad de concebir una creación que no es el resultado de actividad alguna, basándose en la importancia de la relación entre el modo simétrico de ser y la creatividad.

Vista desde afuera, la creación aparece como invención, sin embargo, toda creación es un descubrimiento de algo escondido en el creador, que emerge de las profundidades del inconsciente. Lo novedoso que el creador presenta es la expresión o traducción de un aspecto de su inconsciente. El papel de médium que los poetas intuyen tiene que ver con la intermediación entre el mundo inconsciente y la realidad externa llevada a cabo por las funciones yoicas de su sí mismo.

 
MEDIUMNIDAD (Amado Nervo)   
 
Si mis rimas fuesen bellas,
enorgullecerme de ellas
no está bien,
pues nunca mías han sido,
en realidad: al oído
me las dicta... ¡no sé quién!
 
Yo no soy más que el acento
del arpa que hiere el viento
veloz,
no soy más que el eco débil,
ya jubiloso, ya flébil,
de una voz...
 
Quizás a través de mí
van departiendo ente s
dos almas llenas de amor,
en un misterioso estilo,
y no soy más que el hilo
conductor.
 



“…toda actividad psíquica se basa en la realidad biológica humana…”.

Toda actividad psíquica se origina y se desarrolla en el ámbito de la actividad instintiva. Es más, se puede decir que toda actividad psíquica es un símbolo de dicha actividad. Por ejemplo, leer puede ser un símbolo, entre otras cosas, de mamar, funcionando el libro en este caso como un pecho simbólico.
 
Robert Campin, 1425

En el proceso de engendrar un nuevo ser, ciertos órganos desempeñan un papel prominente: pene, útero y pecho. Si bien hay otros órganos y sistemas que resultan esenciales para la reproducción, el inconsciente tiende a simplificar. En ciertas circunstancias, sin embargo, ciertas manifestaciones inconscientes y profundas pueden hacer referencia a una capacidad creativa germinal que alude, en última instancia, al poder creativo de las células.

Para el pensamiento consciente, los órganos mencionados funcionan como símbolos de creatividad, pero en ciertos niveles del inconsciente constituyen la totalidad de la actividad creativa.

Ejemplo clínico: un paciente se siente frustrado y débil antes del fin de semana. Desde un punto de vista externo podemos decir que el analista simboliza el seno y la sesión la alimentación, pero para el inconsciente profundo el analista es el pecho y la sesión es el alimento.

 
“…se puede describir al inconsciente como el modo psíquico de ser que se comporta en relación con un dato dado de la realidad como si esta realidad fuese homogénea e indivisible”.

A ciertos niveles del inconsciente, o más precisamente, de la relación simetría-asimetría, una clase no es vista en términos de los elementos que la componen sino como una sola cosa, de aquí que no exista distinción entre el símbolo y lo simbolizado. Dicho de otra manera, el modo simétrico de ser (que usualmente llamamos inconsciente*) trata al símbolo y a aquello que lo simboliza como una misma entidad. Por ejemplo, el pecho físicamente nutricio y todos los elementos y actividades que lo simbolizan (libro, analista, etc.) son tratados inconscientemente como si fueran una unidad, mientras que, a niveles más superficiales, los diferentes símbolos pueden ser distinguidos en base a sus características propias. Esta formulación retoma la idea de Freud acerca de que en el inconsciente los elementos son tratados como equivalentes y se reemplazan libremente entre sí, siendo, por ejemplo, los conceptos heces (dinero, regalos), bebé y pene indistinguibles y fácilmente intercambiables en asociaciones, fantasías y síntomas.

* Para MB es insatisfactorio describir el modo simétrico como el inconsciente porque hay infinitos niveles con diferentes proporciones de simetría y asimetría. Además, considera que el término inconsciente es ambiguo porque algunos niveles altamente asimétricos son inconscientes debido a la existencia de fuerzas que se oponen a su concientización (inconsciente dinámico), mientras que otros son inconscientes por su escasez de relaciones asimétricas (inconsciente estructural).

Aplicando la implicación general presentada a la creatividad, vemos que, a ciertos niveles de la relación simetría-asimetría, la creación es vista como pene, útero y pecho junto con sus actividades respectivas; a mayor profundidad los tres constituyen una sola entidad y más profundamente aún desaparece la actividad, ya que sin relaciones espaciales y temporales solo queda el ser; finalmente, ya no se distingue entre yo y no-yo y no se plantea la cuestión de la creatividad.

“El inconsciente sólo trata con conjuntos infinitos”.

Siempre que la parte es tomada por el todo (como lo establece uno de los corolarios del principio de simetría), ambos son considerados conjuntos infinitos (según Dedekind, aquellos que tienen subconjuntos tan grandes como sí mismos) o clases abiertas (categorías a las que siempre es posible agregar nuevos elementos), es decir, que conjunto y subconjunto son tratados como si poseyeran la misma cantidad de elementos.

Dedekind

Los elementos concretos observables en cualquier fenómeno psíquico al que consideremos una manifestación del inconsciente, por ejemplo, un sueño, son representantes de una clase infinita: pechos, madres, padres, etc. En consecuencia, para poder entender al modo simétrico, el modo asimétrico debe pensar en la clase entera cada vez que se confronta con un individuo. Por ejemplo, cuando nos encontramos ante un cierto símbolo del pecho: libro, analista, trabajo, etc., tenemos que pensar que el mismo detenta el potencial (en cuanto a capacidad o fuerza nutricia en este caso) de toda la clase de los pechos. Esto equivale a decir que cualquier subconjunto del conjunto “pecho” es igual al conjunto completo, ambos conforman conjuntos infinitos.


“…en la historia emocional de cada individuo, el pecho representa algo que va mucho más allá de su papel estrictamente biológico”.

“…a niveles muy profundos, y vista a través de ojos orales, la única cosa que existe es una inmensa e infinita pechidad”.

Manet, 1878

La lactancia ocurre en un período en el cual el imprinting es posible, y el pecho, primer objeto creativo encontrado, se convierte desde entonces en el símbolo de toda creatividad.

En función del aura de significancia que porta, al pecho se le atribuyen múltiples funciones y cualidades que exceden lo relativo a la nutrición: bondad, paciencia, generosidad, creatividad, conocimiento, etc.

El pecho ocupa una posición privilegiada con respecto a los otros símbolos de creatividad: pene y útero*, y a esto se debe que ambos aparezcan pechificados en las manifestaciones del inconsciente.

* De todas maneras, durante el desarrollo, tanto el pene como el útero adquieren papeles importantes por sí mismos.

Se puede considerar al pecho como un sistema de símbolos.

Si bien en los niveles más profundos de la relación asimetría-simetría cualquier símbolo del pecho es idéntico al conjunto total, a niveles más superficiales los diferentes subconjuntos se diferencian unos de otros y juegan diferentes roles. Estos subconjuntos son:

1)      Pecho-pecho: el pecho en sí mismo. Conjunto que incluye todos los pechos reales y posibles, pasados, presentes y futuros; todos los símbolos concretos del pecho (por ejemplo: restaurantes) y todas las situaciones psíquicas que alimenten (lectura, cine, etc.).
 
 
Lo que hace el pecho en relación con el bebé.
Experiencia o acción del infante frente al pecho.
a
Da calor y provee contacto suave.
Recibe calor y contacto.
b
Se ofrece para ser tomado.
Lo toma en su interior.
c
Es chupado.
Chupa.
d
Da leche.
Recibe leche.
e
Suministra pasivamente.
Extrae.

 

2)      Pene-pecho: pene como símbolo del pecho.
 

 
Lo que hace el pene en relación con el bebé.
Experiencia o acción del infante frente al pene.
a
Ofrece contacto con el interior de la madre.
Recibe contacto.
b
Objeto duro que penetra.
Es penetrado y penetra.
c
Es chupado.
Chupa.
d
Suministra un líquido.
Recibe líquido.
e
Suministra activamente.
Recibe pasivamente.

 

3)      Interior de la madre y nalgas (como objeto de fantasía oral ya que las nalgas representan pechos).
 
 
Lo que hace el interior de la madre en relación con el bebé.
Experiencia o acción del infante frente al interior de la madre.
a
Ofrece calor y contacto suave
Recibe calor y contacto.
b
Oculta alimento fantaseado*.
Busca alimento.
c
Suministra alimento fantaseado pasivamente.
Extrae alimento.
d
Sólo rinde su comida si es mordido y penetrado.
Muerde y penetra.

* Alimentos fantaseados: heces, pene del padre, bebés. Todos vistos con ojos orales en un nivel altamente simétrico (fantástico), en el cual elementos muy diferentes se convierten en idénticos al incluirse en clases amplias en el interior materno considerado como un vasto pecho interno.

Los tres subconjuntos tienen semejanzas y diferencias, y si bien un mismo objeto o situación puede servir como símbolo para cualquiera de ellos, algún rasgo que presente puede hacer que corresponda más a uno que a otro. Los símbolos del pecho-pecho se caracterizan por su dulzura y suavidad, los del pene por su fuerza y actividad y los del interior y las nalgas por una accesibilidad superficial que en realidad requiere conquista violenta.

La creatividad de un individuo puede ser afectada de diferentes maneras, por lo cual analizar el pecho en términos muy generales puede dejar intacto y sin resolver un tema relacionado con dificultades para la creación. Por ejemplo, si en un hombre el deseo de identificarse con la mujer es muy grande, puede llegar a identificarse masivamente con el pecho, en detrimento de las cualidades fálicas de su pene-pecho. El aspecto patológico estaría dado en este caso por la pretensión de algo imposible sumada a la supresión de las posibilidades reales. Algo similar ocurre en la mujer cuyo deseo de desempeñar funciones fálicas como un hombre la lleva a estar en desarmonía consigo misma. Otro ejemplo sería el de la mujer que usa al bebé como si fuera un pene, y al tomarlos como equivalentes no respeta la iniciativa del primero. En todos estos casos se observa el rechazo a respetar las consecuencias de la diferencia sexual.


“…parece haber una clara diferencia en el desarrollo y en las actitudes finales del hombre y la mujer. Estas diferencias probablemente se basen en una captación o lectura del propio inconsciente.

Sistema de símbolos fálicos: Un aspecto de la actividad fálica involucra placer, y, el otro, creatividad.

En el hombre, el placer fálico es suministrado por el pene mismo mediante acciones de penetración y fricción, ambas vinculadas a las actividades creativas del pene. Los hombres ganan placer fálico ejercitando su creatividad fálica real y simbólica. La creatividad genital del pene (junto con el conjunto infinito de todos los objetos y actividades que lo simbolizan) se refiere a su capacidad de fecundar, de generar nueva vida (lo que corresponde a la capacidad de la mujer de ser inseminada), y se relaciona con la capacidad de penetrar (en la mujer: posibilidad de ser penetrada), que se expresa simbólicamente en el impulso a descubrir y explorar nuevos mundos materiales o espirituales. Ambas funciones están ligadas a la erección (levantarse), productora de orgullo, satisfacción y admiración. El bebé que se yergue y comienza a caminar conquista un grado de independencia y autosuficiencia que aumenta su coraje.

En las mujeres el placer fálico se vincula con un triángulo de pequeños falos (pezones y clítoris) que obtienen placer a través de la fricción y la succión, pero que no son penetrantes del mismo modo que el pene, ni están ligados a la creatividad fálica. Además, las mujeres pueden sentir placer al ser penetradas, siendo en ellas el deseo correspondiente primario e irreductible (aunque pueda estar mezclado con deseos orales o de otro tipo). Como el ser poseída suscita ansiedades de aniquilamiento (en términos de desaparición de la personalidad), el placer ansiógeno suscitado por la posesión sólo puede ser tolerado si se atempera mediante otras fantasías (comer el pene) y placeres (clitoridiano). En el plano de la creatividad, ser poseída puede traducirse en permitirse ser penetrada por la creatividad de alguien más.
 
Picasso, 1932


Útero:  símbolo de creatividad. Recibe, desarrolla y da a luz a un producto vivo (independiente y con movimiento propio). El niño y el acto creativo que lo genera son símbolo de toda creación y de creatividad, pero la función creativa del útero, cuya satisfacción hace sentir a la mujer una diosa, trasciende lo biológico. En este caso particular la actividad biológica es simbólica de sí misma y constituye un conjunto infinito por sí sola (una mujer realiza al parir una actividad que puede legítimamente ser considerada simbólica). Los hombres se encuentran con relación a la creatividad del útero en una posición similar a la de las mujeres con respecto a la actividad fálica. El empeño masculino en el desarrollo de actividades simbólicas que en conjunto constituyen la civilización sería un emprendimiento creativo sustitutivo de la creatividad uterina.

Moses, Kahlo, 1945 


Coito: el reconocimiento del contacto entre los padres como un acto supremamente creativo es de suma importancia. La escena primaria es un símbolo fundamental para la creatividad.
 
 
Klimt, 1909


“…el inconsciente solo conoce seres con características humanas”.

“El inconsciente siempre ve un ser humano o algún aspecto de la actividad humana”.

“La posibilidad de conocer lo que no es humano aparece simplemente del hecho de pertenecer a clases o relaciones que tienen algo humano como su prototipo”.

Animismo: la tendencia a atribuir cualidades humanas a lo inanimado, representada gráficamente en los cuentos en los aparecen objetos antropomórficos con vida, refleja una característica del inconsciente, que sólo conoce seres con características humanas. Por ejemplo, tomar la casa como símbolo de la madre.

Las clases o funciones proposicionales con las que trata el inconsciente siempre tienen un prototipo o representante humano (o una cualidad o acción humanas). Estas clases, que son como un gran individuo generalizado o una condensación masiva que involucra múltiples dimensiones, incluyen a todos los individuos o elementos que responden a una determinada función proposicional, y que aún sin ser humanos son sentidos como tales por el modo homogéneo e indivisible de ser.

El pecho se siente inconscientemente como una persona, sólo desde el punto de vista del observador surge la distinción entre el pecho como objeto parcial y la madre como objeto total, entre una versión más infantil y limitada y otra correspondiente a etapas más avanzadas del desarrollo.

La primera formulación de una persona-pecho diferente de sí mismo por parte del infante es seguramente la expresión de un concepto muy simple, probablemente tan solo el de alguien que calma el hambre. Para el observador se trata del objeto parcial pecho, para el niño una madre (aunque extremadamente simplificada para el punto de vista adulto). Con la maduración van apareciendo imágenes de la madre progresivamente más complejas.

Para el bebé de unas pocas semanas, la madre es un persona-pecho que nutre... y eso es todo. Este seno es Dios (un todo infinito) para él. Poco a poco, Dios adquiere un mayor número de cualidades y, finalmente, se convierte en el Dios-Madre, con muchas más cualidades que las de la persona-pecho.

Con el paso de los años y en cuanto esto es posible -ya que la imagen de la Madre-Pecho-Dios permanece en el inconsciente- se ve a la madre real en términos de una gran cantidad de relaciones asimétricas que la muestran como un todo extremadamente finito. También puede ser que la agresión hacia la madre lleve al niño a verla como una imagen infinitamente malvada, porque en el inconsciente profundo de cada ser humano persiste, junto con la imagen de una madre infinitamente buena, la de una madre infinitamente mala.

Lo dicho para el pecho se aplica a todos los otros objetos mencionados, y no hay que olvidar que la referencia a órganos siempre remite en el inconsciente a las personas que ellos simbolizan.


Teoría de los conjuntos y sistemas creativos: podemos distinguir cuatro conjuntos de conjuntos (pecho, pene, útero y coito). Pene y útero son menos sustituibles que pecho, debido a la precisión de sus funciones. De aquí que la envidia de ambos sea frecuentemente observada en la clínica. En cambio, no sucede lo mismo con el pecho. Sus símbolos son ubicuos y fácilmente intercambiables. A niveles profundos los tres conjuntos básicos confluyen en uno solo en un nivel enormemente abarcador en el que se difuminan las características diferenciales, que corresponde a la creatividad exuberante básica de la vida.
 
Haeckel, Kunstformen der Natur, 1905.

El primer grupo de conjuntos, el pecho está en una posición privilegiada, la de ser creador de la norma, ya que la función proposicional que caracteriza el conjunto se define en términos del pecho y todas sus funciones. En el segundo grupo este rol corresponde al pene, en el tercero al útero y en el cuarto al coito.

Los conjuntos básicos de creatividad pecho-pene, útero y coito corresponden a fenómenos biológicos y psicológicos específicos, y a ellos se refieren tres envidias básicas que son primarias e irreductibles.

A un nivel muy profundo existe solamente un conjunto, que corresponde, en el plano intelectual, a un Dios único. Más superficialmente aparecen diferencias entre los sexos. Las mujeres experimentan tener en su interior dos grande conjuntos: pecho y útero, a los que puede sumarse el bebé-pene (politeísmo). Los hombres simbolizan la capacidad creativa mediante el pene (fuerte monoteísmo).


“El pecho se experimenta como Dios; de manera que el pechicidio es en lo que toca al inconsciente, deicidio”.

“…el deicidio y la aniquilación son dos polos entre los que se mueve la fantasía inconsciente que involucra la creatividad: si somos creativos, perpetramos un deicidio y corremos el riesgo de aniquilación por parte del Dios asesinado”.

“…no estar involucrado en la creatividad implica para los niveles más profundos que uno ha sido destruido… tanto la creatividad como la abstención de ella constituyen amenazas permanentes de aniquilación. Tal es la condición humana”.

Toda actividad creativa supone una identificación con los padres y sus objetos parciales correspondientes, y a niveles profundos se siente como una suplantación o destrucción de las imagos parentales.

Ni el feto ni el recién nacido tienen idea de ser diferentes y estar separados de la madre mientras sus necesidades se satisfacen ni bien aparecen. El darse cuenta de la separación sería una consecuencia de las primeras frustraciones y de las reacciones a ellas (hambre, frío, dolor, soledad, sentimiento de abandono, angustia, ira, agresión, etc.), que llevan al infante a identificarse con el pecho-madre para adquirir en la fantasía un sentimiento de control sobre la situación. En palabras de Freud (1941): “Yo soy el pecho”.

Esta primera auto afirmación del lactante como siendo él mismo el pecho, que es un acto de amor y de fe hacia sí mismo y hacia la madre como fuente de todo bien y como modelo de lo que él desearía ser, representa el primer acto creativo y es la base de todo acto creativo subsiguiente, pero en función de las circunstancias frustrantes, angustiantes, dolorosas e impregnadas de agresión que rodean su ocurrencia, este acto es ambivalente en su esencia y estructuralmente conflictivo.

Aspecto amoroso: “Recuperaré el paraíso perdido fundiéndome con mi madre”.

Aspecto desconfiado: “Como no puede confiar en el pecho-madre rompo relaciones con él y asumo sus funciones”. Aquí la necesidad de sobrevivir (autopechificación) aparece como necesariamente unida al asesinato (pechicidio): “Él o yo”.

Todo esto sucede en el plano de la fantasía, pero el escaso desarrollo del infante no incluye la prueba de realidad.

La unión de la idea de supervivencia a la de homicidio constituye una condensación estructural de elementos escasamente diferenciados, que nunca podrá ser disuelta ni eliminada completamente. Esta condensación estructural implica deicidio y autodeificación, y conlleva terror de aniquilación. El horror de esta compleja situación persiste ligada a las actividades creativas a lo largo de las de toda la vida, y a esto se debe que las alteraciones de la actividad creativa sean tan comunes.

Como en el curso del desarrollo se agregan otras imágenes a las del Dios-pecho, el deicidio toma diferentes formas: penicidio, matricidio, parricidio… En cierto momento todas estas imágenes convergen en la imagen del padre (Dios padre omnipotente).



El desarrollo en términos de la relación entre los dos modos de ser: en el neonato satisfecho podemos suponer un máximo de simetría y un mínimo de consciencia (caso límite de la relación simetría-asimetría). El infante está sumergido en el ser (desde afuera sería un exclusivo ser-con-la-madre).

La frustración (podría ser tanto el nacimiento como el hambre) interrumpe violentamente este equilibrio y el infante llega de este modo a descubrir la existencia de algo que no es él mismo. Este descubrimiento va de la mano del descubrimiento de algo dentro sí mismo, los aspectos asimétricos y la posibilidad de ser un espectador del mundo.

El principio de contradicción posibilita el pensamiento (asimetría). Su descubrimiento constituye el primer paso en el desarrollo cognitivo (establecimiento de relaciones) y marca el punto de partida de la comprensión.

Habíamos propuesto dos tipos de reacciones del infante ante la frustración:

1)      Fundirse con la madre.

2)      Auto declararse madre-pecho.

La primera relación que se descubre es “diferente de”:

x y (x = yo; y = pecho)

Estos conceptos, a su vez, implican otras relaciones: dar y recibir, por ejemplo.

Un primer pensamiento podría formularse así: “Yo soy diferente del pecho”. Luego se añaden otros pensamientos: “Tengo hambre”; “Quiero al otro”; “EL otro es malo”; “Soy el otro”; etc. Estas descripciones son inadecuadas, pero tratan de reconstruir el desarrollo infantil arrojando luz el primer destello del pensamiento en medio de la oscuridad del sentimiento.

Las frustraciones con las que el infante se encuentra hacen que el otro parezca una totalidad omnipotente con capacidad de apaciguar su angustia. Surgen entonces esta relación: “Soy diferente al todo”, que implica otras dos: “Me fundiré con el todo, retornaré al todo” y “Yo soy el todo”.

La primera actividad asimétrica (primeros momentos de la aurora del pensamiento), que involucra un conjunto de relaciones e implica el principio de contradicción, es muy compleja. Y una vez iniciado el camino del pensamiento se abre un mundo inmenso a las posibilidades del conocimiento.

Las primeras relaciones se refieren al interior de la mente y constituyen la constatación y oscura formulación, a través del sufrimiento, de un estado interno, de un sentimiento. El infante mira su sentimiento, y esta experiencia es la primera manifestación de la unión indestructible entre los modos de ser simétrico y asimétrico.

El descubrimiento del otro se hace vía la comparación de un sentimiento presente de sufrimiento con el precedente, al cual no se había mirado, pero que ahora aparece, retrospectivamente, como un estado de beatitud. El otro es solo lo que él mismo sintió, pero no miró, un momento antes. Es su propio sentimiento, su propio modo simétrico de ser en estado puro (sin contaminación alguna de asimetría).

El primer acto de traducción desde el modo simétrico de ser al asimétrico revela una falsedad, pero apunta a una verdad con respecto a los niveles más profundos del ser: la unidad de todos los seres más allá de su individualidad. Cuando el modo asimétrico considera como otro a algo que en realidad es él mismo, capta la unidad esencial del bebé con la madre a nivel del sentimiento, y la expresa de la única manera en que puede hacerlo: separándolos. En esta división, sin embargo, no puede, sin darse cuenta, prescindir de reconocer implícitamente la unidad: el mismo acto de separación se afirma mediante la elección de una "parte" de sí mismo, que es, paradójicamente proclamada, diferente de él mismo; en otras palabras, queriendo dividir, no divide.

Se trata de un proceso por el cual se expresa, a través de la división, algo que en sí mismo es indivisible (porque no tiene partes). Cuando al percibir su propio sentimiento (su realidad simétrica básica), el niño descubre y proclama la realidad del otro (que es también él mismo), lo descubre de una manera muy característica: como un conjunto infinito. El primer pensamiento es, entonces, un pensamiento en términos de infinito. La noción de lo infinito juega un papel preponderante en el amanecer del pensamiento.

Cuando el infante se afirma como pecho-madre, se afirma como conjunto infinito. Su actividad asimétrica lo ha llevado a distinguirse del otro y aquí comienza a operar el principio de contradicción: “Soy Dios o no lo soy; Si yo soy Dios, el pecho no lo es”. La culpa y el miedo al aniquilamiento provienen de este pechicidio-deicidio.

Hay dos caminos para llegar a la deificación, uno lleva a la unificación pacífica, serena y feliz con el Dios pecho* y el otro a una autoproclamación fuente de culpa, desconfianza y miedo.

* En el caso de llegar a la autodeificación mediante un retorno a la fusión con la madre es posible ser Dios sin culpa ni miedo.

Lo mismo ocurre con respecto al interior de la madre, el pene, y todos los conjuntos que los representan.

 Turner, Amanecer con monstruos marinos, 1845


La persona creativa no puede evaluar racionalmente su producto, no guarda con respecto a él la distancia necesaria para hacerlo. Es inevitable que a niveles profundos su trabajo, surgido a partir de una identificación con Dios, revista la máxima importancia. Cuando el individuo alcanza una cierta madurez este sentimiento coexiste con una evaluación más modesta de sí mismo y un reconocimiento de las muchas versiones alternativas posibles de su creación. Una conciliación genuina de estos dos puntos de vista le permite amar su obra y aceptar la estima y crítica por parte de los demás, como así también apreciar, respetar y admirar la obra de otros. Pero si la necesidad de ser Dios y el correspondiente deicidio afecta demasiado cercanamente su creación, experimentará dolor y culpa, miedo a la destrucción y auto desvalorización.

“En el inconsciente profundo… todo individuo experimenta la creatividad de los demás como la mayor amenaza”.

“Mientras más importante sea una creación, más poderosas son las fuerzas deicidas que se desencadenan contra ella y su creador”.

El espectador pasa a través del mismo proceso. Piensa: “O soy Dios y el otro no lo es” o “El otro es Dios y yo no lo soy”, y tiene que escoger. A nivel consciente las críticas de un trabajo apuntan a sus limitaciones e inexactitudes, pero puede haber racionalizaciones que revelan una incapacidad para apreciar el mérito.


“Cuando el individuo se priva de saber acerca de lo que sucede en sus profundidades, le es difícil identificarse de manera satisfactoria y flexible con los grandes sistemas de la creatividad”.

Lo que se vuelve inconsciente como resultado de la represión (el inconsciente dinámico) representa un obstáculo para la actividad creativa, y, por lo tanto, el tratamiento psicoanalítico puede abrir los canales bloqueados de la creatividad, pero la permeabilidad obtenida al aliviar la represión no es la única manera ni la más importante clase de permeabilidad requerida para alcanzar la creatividad.

Existe una función específica, la traducción, que es la que permite extraer y duplicar (desdoblar) el potencial del modo simétrico. La posibilidad de traducción estaría vinculada con la capacidad de llegar a una clase o relación (función proposicional) a través de cualquiera de sus elementos (símbolos) y de descender desde la función proposicional hasta cualquier otro elemento que pudiera expresarla simbólicamente.

Ejemplo: paciente esquizofrénico reportado por Storch. Al ver una puerta abierta grita que está siendo devorado por animales. Partiendo de la puerta (subclase de una clase más amplia) escaló hasta la función proposicional de una clase que la incluye (“cosas que se abren”), y luego descendió hasta otra subclase de la clase general (mandíbulas).

“El creador es un individuo con un carácter simétrico que al mismo tiempo retiene su sutileza, la que le permite definir las diferencias que existen entre los elementos que ha reunido”.

Hay personas que rápidamente establecen cuáles son los aspectos comunes entre fenómenos que parecen muy diferentes y los tratan en ciertos aspectos como si fueran la misma cosa. Son capaces de extraer fácilmente de un fenómeno particular una formulación general y luego aplicarla a otro ejemplo concreto distante del original, o, dicho con otras palabras, son capaces de vivir la clase y la relación de tal manera que pueden descubrirla en cualquiera de sus elementos o subclases, es decir, que poseen la aptitud (no necesariamente consciente) de captar y aplicar estructuras abstractas isomórficas. Esta capacidad es esencial para la creación de cualquier tipo.

Los individuos con esta aptitud, vinculada obviamente con la capacidad de contactar con su propio modo simétrico de ser, viven el mundo como una totalidad, pueden leer el inconsciente con mayor facilidad que otras, y se mueven con facilidad a través de las barreras conceptuales y represivas que separan los fenómenos. Sus características psicológicas podrían designarse con la expresión carácter simétrico*.

* El tipo de carácter simétrico o indivisible se distingue por la importancia del rol jugado por el pensamiento simétrico de modo más o menos disimulado en las manifestaciones psíquicas superficiales. Estas son mayormente bi-modales, pero esto no excluye el deslizamiento de alguna estructura bi-lógica vital (MB, 1988, p. 197-198).

 “El creador es… un individuo con grandes riquezas en ambos modos psíquicos de ser, junto con una considerable capacidad de unir estos dos modos en una sola expresión”.

También los esquizofrénicos evidencian gran facilidad de acceso al inconsciente, pero esto no implica que todos ellos sean creativos. La creación requiere que esta facilidad esté acompañada por la capacidad de distinguir con precisión los fenómenos divergentes que han sido puestos en común, y estas distinciones requieren relaciones asimétricas.

La ansiedad juega un papel significativo en la búsqueda de similitudes entre fenómenos. En palabras de Klein (1930): “Una cantidad suficiente de ansiedad es la base necesaria para la abundancia de formación simbólica y de fantasía”. El análisis puede influenciar la estructura del carácter simétrico liberándolo del exceso de ansiedad que inhibe su creatividad.


“…mientras más importante para el inconsciente sea un grupo de conceptos, y mientras toque más profundamente las raíces del ser, es entonces defendido más vigorosamente, y más sus partidarios parecen defender el concepto de una manera que es muy emocional (bilógica) y que puede tornarse en fanatismo”.

Los seres humanos se defienden contra el terror que surge de sus tendencias deicidas por medio de la institucionalización, es decir, adoptando una doctrina de quien sea sentido como pecho-madre/pene-interno-padre. A más ansiedad, mayor uso defensivo de la ortodoxia y mayor rigidez de las posiciones asumidas. El individuo creativo, quien necesariamente va por fuera de lo establecido, es percibido por el grupo como deicida. Él y su trabajo serán vistos con desconfianza y se tenderá a aislarlo o destruirlo. Si en algún momento es aceptado, este individuo creativo pasa a ser deificado inconscientemente, y se desarrolla una concepción ortodoxa para proteger su creación. Ahora quienquiera que se aparte de su pensamiento es visto como un destructor potencial del nuevo amo-Dios. Este ciclo se repite indefinidamente, con independencia de la verdad o justificación de la doctrina en cuestión.

“El deicidio, la ortodoxia fanática y la intolerancia, la defensa contra el deicidio con la correspondiente aniquilación de los contradictores, son demasiado frecuentes”.

Para la lógica inconsciente el sistema y el individuo que lo defiende son la misma cosa simplemente porque pertenecen al mismo conjunto. La racionalidad no reina en las profundidades ya que la tendencia a deificar al hombre y a su creación distorsiona la realidad, como es posible observar en la historia del movimiento psicoanalítico. El análisis de estos temas nos ayudará a clarificar nuestros sentimientos y a suavizar la vía al progreso, y contribuirá a librarnos de la ansiedad (ante el impulso a cometer deicidio o el miedo a cometerlo) que nos impide asumir ciertas posiciones o nos induce a seguir otras.