La ontología bi-modal de la mente y el universo

Entrada escrita por Marco Aurelio Andrade.

 
Ignacio Matte-Blanco afirma que Freud descubrió una modalidad de pensamiento de la mente humana distinta a la que todos conocemos como pensamiento consciente, a la que denominó inconsciente. Considera que coexisten dos modalidades de existencia para el pensamiento humano: una consciente y otra inconsciente, y así puede decir que la mente humana posee una ontología bi-modal.
 
La física postula que los fenómenos naturales ocurren en el universo según dos modalidades de existencia: una se rige por las postulaciones de la física clásica y otra por las leyes de la mecánica cuántica. Estos dos modos de ser de la materia coexisten simultáneamente conectados entre sí. Todo lleva a pensar que esta es la única respuesta lógica para ciertos fenómenos inexplicables de otra manera, tales como el hecho de que las ondas-partículas se afecten entre sí sin contacto alguno de por medio. Cada vez más, nuestros científicos hacen referencia al orden manifiesto (lo que vemos) y al orden implicado (lo que inferimos). La conclusión inmediata es que la cosmología también describe una ontología bimodal para el universo.
 
Las leyes del pensamiento consciente obedecen a las conocidas leyes formales del pensamiento, cuyos axiomas básicos son los denominados primeros principios. Mediante la aplicación de reglas de inferencia, es posible deducir de ellos todas las fórmulas que se desee con la seguridad de que son verdaderas. Por tanto, existe un conjunto de axiomas de los cuales es posible deducir todas las verdades.

Las leyes de la física clásica poseen dos características básicas: son portadoras de objetividad y determinismo. Según la primera las magnitudes físicas preexisten con independencia del observador y para cada instante del tiempo tienen un valor bien definido. El determinismo, por otro lado, dictamina que los valores de las magnitudes físicas del sistema satisfacen ecuaciones diferenciales bien definidas, de tal manera que conocidos los valores iniciales puede predecirse el valor de dichas magnitudes en el futuro.

Los primeros axiomas de la lógica asimétrica son los principios de identidad, de contradicción, del tercero o del medio excluido y de razón suficiente. Sirven para la supervivencia del sujeto humano estableciendo las diferencias entre lo que sirve y lo que no sirve, siendo imprescindibles para avanzar adecuadamente en la evolución individual. Las determinaciones se rigen por las normas de la lógica formal clásica (aristotélica). Se trata de una lógica asimétrica (binaria).

La física clásica equivale a toda la física desarrollada que incluye las teorías, conceptos, leyes y experimentos de la mecánica clásica, la termodinámica y el electromagnetismo. Todas las conclusiones se basan en observaciones y experimentos cuantitativos. La demostración de su validez radica en sus predicciones. La validez de esas predicciones fue verificada en todos y cada uno de los casos durante más de dos siglos. La computación actual, dependiente de esta física, que tiene como unidad de información el bit, es binaria, ya que sólo sabe “leer” la información en dos estados: cero o uno (encendido o apagado) y permite representar virtualmente cualquier modalidad de información, siempre organizada según la lógica bivalente (sin aspectos contradictorios).

Las leyes del pensamiento inconsciente se caracterizan por la simetría. Freud señala seis atributos del modo inconsciente de funcionar: ausencia de contradicción, desplazamiento, condensación, atemporalidad, desconsideración de la espacialidad y reemplazo de la realidad externa por la realidad interna. Desconoce el principio de identidad porque, para el inconsciente una cosa es ella misma, pero también cualquier otra cosa. Ignora el principio de contradicción, ya que cualquier cosa puede ser y no ser al mismo tiempo; no rige, evidentemente, el principio del tercero excluido, porque un ente, no es o no es, sino que admite una tercera posibilidad de ser y no ser a la vez. Matte-Blanco descubre en este reino dos grandes principios: el de generalización y el de simetría.  Cada cosa es tratada como elemento de una clase que, a su vez, sería subclase de otra clase y así sucesivamente. Además, el inconsciente trata a la parte como el todo, o sea, desaparece la diferencia entre la parte y el todo, y la parte es puesta en relación biunívoca con el todo. El principio de simetría hace que se trate a la cara inversa, recíproca de una relación como a la propia relación. El “sí” es lo mismo que el “no” y viceversa; lo verdadero es lo mismo que lo falso, etc. Por tanto, coexisten las contradicciones.  El hecho de que la realidad interna sea tratada del mismo modo que la realidad externa (sentidas como una sola realidad) sigue el principio de simetría. La simultaneidad excluye la noción de tiempo. Todo esto hace que sea imposible conocer directamente el inconsciente, el cual solo puede ser inferido o percibido a través de la emoción.

En el mundo cuántico las partículas subatómicas logran existir en múltiples estados de forma simultánea. Significa que literalmente pueden estar en dos lugares al mismo tiempo o poseer un número de propiedades de otra forma mutuamente excluyentes. En el dominio cuántico las cosas pueden ser o no ser y ambas a la vez. La computación cuántica se basa en “qubits” de información que, en lo esencial, son al mismo tiempo cero y uno, o sea, que la unidad puede adoptar un estado de abierto, de cerrado o de ambos a la vez. Los “qubits” representan una propiedad de los electrones. Estos, si están correctamente montados (entrelazados), no habrán decidido la dirección de su giro nuclear - para arriba o para abajo - y, por tanto, estarán en ambos estados al mismo tiempo (simultaneidad, atemporalidad). Este modo de ser de la materia caracteriza a un estado denominado “cohesión cuántica”. El proceso de observación consciente como intento de captar objetivamente la cohesión cuántica tiene como efecto la disolución de la misma. Esa disolución se denomina “descohesión cuántica”. Sólo la descohesión cuántica permite la formalización científica (lógica binaria). Tratar de observar el estado de cohesión cuántica sería imposible y francamente desconcertante.
 
Matte-Blanco afirma que la emoción ocupa todo el espacio psíquico. Se podría pensar que “cohesiona” los distintos estratos de la mente. Es como si fuera un factor de enlace. Aunque se pueda concebir diferentes estratos inconscientes, de un modo general, la mente funciona en dos grandes niveles simultáneos, aunque incompatibles entre sí. La lógica de la consciencia (asimetría) es incompatible con la lógica del inconsciente (simetría). En su artículo El espíritu de la geometría, Matte-Blanco dice que cada “porción” del inconsciente está presente “de un modo misterioso” en cada manifestación consciente. En las producciones artísticas este aspecto se destaca especialmente. “El arte es una obra bi-lógica” en la que pueden coexistir múltiples mezclas: de espacios, de tiempos, de seres y de funciones. El producto artístico es una manifestación de cómo es "vivir y estar inmersos en los modos distintos incompatibles entre ellos, pero constitutivos del ser, vivir en la bi-modalidad".

Las computadoras actuales no pueden realizar simultáneamente operaciones contradictorias.  La creación de una obra artística supone la resolución de una extensa serie de problemas. La cantidad de combinaciones posibles de elementos a tener en cuenta excede a la capacidad de una computadora digital, pero podrían ser realizadas por una computadora cuántica. Las computadoras digitales necesitan probar cada respuesta a la secuencia de problemas estéticos.  Las cuánticas podrían buscar instantáneamente las soluciones en un universo de posibilidades compatibles e incompatibles a la vez. La gran pregunta es cómo se las usaría para producir obras de arte. Actualmente la teoría cuántica se acerca a la literatura mediante ciertas analogías con la mitología griega. Algunos de los efectos que se han descubierto en mecánica cuántica están basados en relatos mitológicos, como el de Sísifo, un personaje al que los dioses castigan obligándole a cargar una piedra hasta el pico de una montaña. Cuando alcanza la cumbre, la piedra se le cae y todo vuelve a comenzar. El Enfriamiento de Sísifo es un efecto físico que ocurre al enfriar átomos, que suben y luego vuelven a empezar desde el principio. El Efecto Zenón es otra de las consecuencias de la relación entre la mitología griega y la mecánica cuántica. Zenón decía que nada se mueve, y lo explicaba con el ejemplo de una flecha. Decía que, al ser lanzada, ésta tenía que recorrer la mitad de la distancia antes de llegar a su objetivo, y antes debía recorrer la mitad de la mitad de la distancia y así sucesivamente. En mecánica cuántica si tú miras a un átomo, lo mantienes en cara, cuando dejas de mirarlo, el átomo comienza a recorrer un camino, como la flecha, para situarse en cruz, pero tú lo vuelves a mirar y lo colocas de nuevo en cara. Nosotros estamos tratando de dominar este efecto y también el contrario, es decir, el de no mirarlo para que cambie de estado.

Una fantasía: la utilización de la mecánica cuántica podrá acercar la física al psicoanálisis.