Metabolismo psíquico

Entrada elaborada a partir del siguiente artículo: Matte-Blanco, I. (1941). “On introjection and the processes of psychic metabolism”, The International Journal of Psycho-Analysis, Vol. 22, 1, p. 17 a 36. Agregados finales tomados de Thinking, feeling and being, 1988.

 

"A pathological process has thus erected into a normal one, while the proper course would have been to investigate what the normal process is that has gone wrong in the case observed, to infer the normal from the pathological".



Matte-Blanco diferencia la fantasía de introyección del mecanismo homónimo y se opone al uso abusivo de este concepto, sobre todo cuando se aplica de manera indiscriminada lo descubierto en casos graves, caracterizados por ansiedades extremas, a pacientes más normales, refiriéndose al objeto introyectado estereotipadamente como un cuerpo extraño (amado, odiado, protegido, atacado, deseado, controlado, etc.), concreto y bien delimitado, que permanece siempre ajeno al yo e imprime rigidez e inmovilidad a los procesos psíquicos vinculados con él (como realmente se ve en casos de melancolía o depresión severa).
 
Siguiendo la idea de que los procesos anormales resultan de la perturbación de procesos normales se pregunta cuál es la función que no marcha adecuadamente en la melancolía. Para responder a esta cuestión postula, siguiendo a Paula Heimann, la existencia de un proceso de asimilación de los objetos internos gracias al cual el sujeto adquiere aquellas cualidades de sus padres internos que le resultan convenientes y por el cual estos objetos se funden gradualmente con el yo. Matte-Blanco cree que, en condiciones óptimas, este proceso de asimilación prosigue su avance hasta que finalmente desaparece lo que llamamos objeto interno, y afirma que cuando en la clínica se infiere la presencia de objetos introyectados, con el progreso del análisis y el paulatino mejoramiento del paciente, sobre todo en lo atinente al incremento de la independencia y la libertad interior del sujeto, puede verse cómo estos se desvanecen poco a poco al ir integrándose con el yo.
 

La idea que nos hacemos de una persona no es global, sino que es el resultado de una serie de impresiones parciales, y el vínculo emocional con ella está condicionado por estas impresiones agradables o desagradables que luego se extienden a otras características  que en sí mismas no despertarían reacciones particulares. Cuando un niño introyecta al padre, por ejemplo, no introyecta su imagen completa sino una secuencia de impresiones junto con los sentimientos correspondientes, ya sean objetivos o fuertemente coloreados por el tono emocional del momento.

En términos generales, Matte-Blanco sostiene que la mente humana se encuentra en un estado de intercambio perpetuo con su ambiente y que, en el curso del mismo, el individuo normal logra absorber las imágenes parentales (y otras imágenes) y someterlas a un proceso por el cual consigue dividirlas en sus elementos componentes. Por ejemplo, un niño frustrado por la ausencia de su madre puede manejar la situación imaginando que coloca dentro de él a la madre que satisface sus necesidades, una madre que da leche, acaricia, abriga, protege, sonríe, etc., es decir, una madre que cumple con una cantidad de funciones cuyos efectos el niño ha experimentado previamente en su relación con ella. Esta internalización sirve al propósito de estabilizar el ambiente externo a través del establecimiento de un ambiente interno que ayude a tolerar las variaciones del primero. Pero el proceso no se detiene aquí, ya que como el niño requiere provisiones diferente en distintas oportunidades, una vez que la imagen de la madre a sido internalizada esta debe ser dividida en partes (la internalización total solo ocurriría en ciertos períodos o situaciones de gran urgencia). El proceso de introyección normal consiste entonces en la absorción de una o varias imágenes parciales de la madre, cada una de las cuales representa la satisfacción de una necesidad en especial (no hay que confundir esto con la introyección de objetos parciales). Por ejemplo, un niño que necesita una caricia cuando la madre no se la está dando puede introyectar la imagen de una madre que acaricia (compuesta por numerosas experiencias de haber sido acariciado), siendo que esta imagen no es la imagen total de la madre y ni siquiera es realmente una imagen, sino más bien la re-creación de un estado vivenciado por el niño al ser acariciado por su madre, que incluye ciertas sensaciones y las emociones (amor, placer, etc.) provocadas por ellas.

En base a todo lo anterior, Matte-Blanco define a la introyección como la asunción por parte del yo de algunas cualidades del objeto externo.

La introyección podría ser del objeto total o de algunas de sus características específicas, siendo este último tipo de gran importancia para la vida normal del individuo.  Matte-Blanco compara ambos casos con la introyección del pecho como un todo y absorción gradual de la leche respectivamente, y afirma que el primero de estos procesos mentales solo ocurre inusualmente en situaciones de emergencia, mientras que lo común es que tenga lugar el segundo, o sea, la absorción simbólica de la leche. Llega a decir que la mente se encuentra  siempre en  un estado de  absorción perpetua de símbolos de la leche. 

El niño observa las actitudes y los compartimientos de sus padres, adopta e imita muchos de ellos, y los integra en sí mismo como partes propias. Si este proceso se efectúa con niveles tolerables de ansiedad, el niño será capaz de seleccionar aquello que quiere conservar y aquello que prefiere rechazar. Para que esto sea posible es imprescindible una cierta división de las imagos parentales en sus elementos componentes, cosa que el niño intenta evitar cuando el monto de agresión es excesivo. En estos casos se produciría una introyección forzada del objeto completo (total o parcial).

La idea de Matte-Blanco es que el objeto puede ser dividido antes o después de ser introyectado. Al darse la segunda vicisitud, puede pasar que se intente frenar esta división por sentir que conlleva un ataque sádico inviable. El exceso de agresión impide que el sujeto se atreva a dividir al objeto, y el hecho de tener que mantener al objeto intacto tendrá como consecuencia que luego se lo sienta como un cuerpo extraño destinado a ser expulsado.
La disminución de la ansiedad en el curso del tratamiento torna posible el ulterior desarrollo del proceso de metabolización (asimilación) normal, por el cual cada introyección es digerida hasta que es reemplazada por la absorción.

La perturbación de la función de absorción normal atenta contra la fluidez en el intercambio entre el yo y el mundo externo y determina un empobrecimiento yoico, debido a que  la fuerza de los impulsos agresivos inhabilita al yo para usar lo que el ambiente le ofrece. Es interesante notar que la depresión se acompaña de trastornos alimentarios (déficit que refleja incapacidad para metabolizar, o exceso compensatorio ante una capacidad disminuida). Con la mejoría en el tratamiento se da el paso de la anorexia a la polifagia y de esta a la normalización del apetito. También se puede constatar la atenuación o desaparición  de temores hipocondríacos, a veces posterior a una intensificación temporaria de los mismos, provocada por la fantasía de contener dentro del cuerpo los cadáveres putrefactos de los objetos internos atacados, reemplazada luego por otras más sutiles relativas a comida mal digerida, derivadas de impulsos agresivos hacia la leche, no ya hacia el pecho. Una vez que el objeto a sido dividido en sus varios componentes o características, el yo puede utilizarlos de acuerdo con sus necesidades como partes de su propia estructura.

De todo lo que se le ofrece, un individuo tomará ciertas cosas, adaptará otras y desechará las que no le sirvan. Matte-Blanco aclara que se observan considerables variaciones individuales en la capacidad para absorber y metabolizar el mundo externo, y afirma que los artistas se destacan por su gran poder de absorción y por la rapidez con que sintetizan en sí mismos las impresiones recibidas de otros y del ambiente. Aquellos que logran integrar sus objetos internos como partes de sí mismos pueden usarlos para expresarse a través de sus obras. Por ejemplo, Raphael se dejó influenciar por sus maestros sin renunciar a su propio estilo. Tomando sus aportes y  adaptándolos a su temperamento, logró sumar múltiples contribuciones en armoniosas síntesis que las contienen, pero que a la vez revelan su peculiar elaboración de las mismas. Su yo creció y se desarrolló gracias a que pudo hacer un uso plástico de lo adquirido del exterior y sintetizarlo en una unidad completamente personal.


A partir de estas consideraciones Matte-Blanco resalta la importancia del medio en la constitución del yo, ya que la calidad de los elementos y de las actitudes que este presente mayoritariamente contribuirá a que el yo pueda apropiarse de ellos o se vea compelido a desarrollar métodos para protegerse de su influjo nocivo.

 
El manejo de aspectos introyectados y proyectados de los objetos lleva a la distinción de sus diferentes características. Esto puede conducir a integrarlos en nuevas configuraciones que combinen con las propias vivencias para ser utilizados en procesos defensivos, auto-reguladores o de crecimiento mental*. Otras veces, en lugar de ser integrados son expelidos por ser dañinos. Estas actividades en conjunto pueden ser descriptas como procesos de metabolismo psíquico. Es por ello que introyección y proyección pueden ser considerados mecanismos metabólicos. 
 
* Un objeto puede ser catabolizado en sus aspectos constitutivos para que estos sean incorporados en estructuras mentales personales.
 
Ejemplo de Goethe (catabolismo y anabolismo de los objetos):
 
Self-Portrait
 
From father have I the stature,
The serious conduct in life,
From Darling Mother the good-humoured nature
And the pleasure of fairy tales.
 

1 comentario:

  1. Me parece una linda ilustración para este artículo la cita de Chiozza en su libro "La transformación del afecto en enfermedad" (1998, pag.171): "Para el psicoanálisis la identidad es "el producto de una particular combinatoria de identificaciones. Llamamos identificaciones a las características que el sujeto adquiere meduiante un proceso de 'copia' o duplacación". Este proceso puede ser descripto esquemáticamente en dos fases- El yo, por una parte, introyecta estímulos o ideas configurando el "plano" o el modelo que debería copiar; por otra, incorpora la sustancia para materializar, para dar "cuerpo" al modelo. El proceso completo mediante el cual la "copia" adopta y hace propias las cualidades del modelo, se denomina asimilación - hacer semejantes - o, mejor aún, identificación - hacer idénticos."

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