Interpretación 1

Entrada elaborada a partir del siguiente artículo: Matte-Blanco, I. (1968). “Sull´interpretazione”. Rivista di Psicoanalisi, Anno XIV, N° 3, Sett. - Dicembre 1968, p. 191 a 122.
 

"...il nostro stato interiore ha una influenza enorme sullla nostra eficacia terapéutica".
Matte-Blanco
 
 
 

Sobre la interpretación

LA ESTRUCTURA Y EL CONTENIDO DE LAS INTERPRETACIONES. TRES NIVELES.
 
Momento del desarrollo del analista:
Matte-Blanco afirma que su eficacia terapéutica se acrecentó con los años, pero solo en parte gracias al contenido de las interpretaciones. Como factores importantes destaca la madurez adquirida, y, sobre todo, la capacidad de sentir empática y simpáticamente con el paciente, las cuales reflejan la posibilidad del analista de establecer relaciones objetales y contactos libidinales (capacidad de amar). De todos modos, aclara que no pretende disminuir la importancia de la interpretación. Sostiene que esta tiene un peso considerable y que no es lo mismo dar una que otra en un caso determinado.
 
La verdad de la interpretación:
Con respecto a la cuestión de la verdad de la interpretación, piensa que cada elemento de un material puede ser interpretado en más de una manera, ya la realidad psíquica es extremadamente compleja y es posible que diferentes personas vean diferentes cosas en una manifestación determinada, siendo todas apropiadas. Agrega que esto no quita que un elemento del material pueda ser interpretado de uno o algunos modos que sean mejores y más significativos que otros, y que haya modos completamente errados, es decir, interpretaciones que propician la cura e interpretaciones que no la favorecen o que incluso la obstaculizan.

La interpretación en términos de estructura preconsciente (consciente) del material:
Ejemplo: En un cierto período de su análisis, un joven respondía invariablemente a las interpretaciones refutándolas cuando no le parecían convincentes, o aceptándolas con gran entusiasmo y alegría cuando se referían a algo que él ya sabía o a algo que él había pensado previamente. La alternativa era: o rechazo completo o aceptación completa, a la que se sumaba el comentario relativo a que se trataba de algo conocido.
Secuencia esquemática del trabajo analítico:
1- Para interpretar este comportamiento el primer paso sería establecer un ligamen entre los eventos ocurridos durante varias sesiones para extraer una conclusión general. Se podría decir entonces al paciente: "Cuando le digo algo usted adhiere con entusiasmo, comentando que ya lo sabía, o lo refuta".
2- Un segundo paso de la interpretación podría asumir esta forma: "Usted niega todo aquello no haya notado previamente". Esta observación es tan parecida a la precedente que casi ni nos damos cuenta de que representa un avance, lo cual pudo verificarse observando la respuesta del paciente. Este aceptaba saber lo interpretado, pero no aceptaba que él refutaba las interpretaciones porque no le eran conocidas. La primera consideración lo reaseguraba, en el sentido de que demostraba su capacidad para comprender lo mismo que el analista, mientras que la segunda lo angustiaba por hacerle entrever que había cosas desconocidas en él que lo asustaban.
3- Con el tercer paso en el trabajo interpretativo se avanzó un poco más y se introdujo una noción nueva. La formulación podría ser la siguiente: "Usted rechaza cualquier cosa que no conozca porque tiene miedo de que se introduzca en usted algo que escape a su control".
4- El cuarto paso, estrechamente conectado al anterior, podría presentarse así: "Usted teme que esto adentro suyo pueda hacerle daño, incluso destruirlo".
Muchos analistas coincidirían en que estas interpretaciones reflejan adecuadamente lo que acaecía en el paciente. Este acuerdo es posible porque se refieren a eventos preconscientes. Este es un terreno en el que se cumple gran parte del trabajo analítico (Melitta Schmideberg insistía en la importancia del establecimiento de conexiones preconscientes para el éxito de la cura). Es un error pensar que la interpretación del preconsciente es siempre fácil, en muchos casos el descubrimiento de la trama preconsciente, fundamental para el tratamiento, puede ser bastante dificultosa.
Otro ejemplo: Mujer de poco más de 40 años que padecía de graves síntomas histéricos. Había sido derivada a su analista por parte de un profesor de aquel, muy experto y famoso, quien la había entrevistado con fines diagnósticos, habiéndole aclarado desde el principio que no la tomaría personalmente en tratamiento. Desde las primeras sesiones presentó material interesante y el analista se sentía satisfecho con su trabajo, creía que la estaba comprendiendo y ayudando. Además, las asociaciones de la paciente confirmaban sus interpretaciones y le permitían ampliarlas y completarlas. A pesar de esto, la paciente no paraba de afirmar que estaba deprimida, que su analista no la entendía y que solo su maestro era capaz de hacerlo. La insistencia en la incapacidad del analista se volvió grotesca, pero, en paralelo, la paciente demostraba interés en el análisis y quería aumentar la frecuencia de las sesiones. El analista comenzaba a sentirse mortificado por la frialdad con que recibía sus interpretaciones y por la desvalorización de su trabajo. Finalmente se percató de que lo más importante de las asociaciones y conductas no era lo que había interpretado sino el ataque a sus capacidades. Interpretó entonces lo siguiente: "Usted da pruebas con sus asociaciones de lo que le digo significa que la comprendo, pero, al mismo tiempo, me desprecia, dedicándose a mostrarme lo poco que me valora" (esto no fue dicho de una vez sino en varias sesiones). Con el paso sucesivo se avanzó un poco más: "Cada vez que usted me transmite que mi trabajo no le sirve, no lo hace directamente, sino diciendo que está deprimida, que se quiere morir, que se siente infeliz por no tener la posibilidad de analizarse con el único analista capaz de comprenderla. Detrás de esta auto conmiseración se esconde una agresión muy intensa hacia mí, que usted intenta ocultar". Las interpretaciones anteriores eran correctas, pero no eran útiles en ese momento, en el cual lo importante era descubrir su agresividad oculta. A partir de aquí el análisis prosiguió de un modo más satisfactorio.
No hay duda de que en estos casos lo interpretado es material preconsciente. Todos los contenidos poseen una estructura que puede ser descripta utilizando las leyes de la consciencia y no se observan en ellos las características del sistema inconsciente. Puede presentarse una excepción, como cuando aparece una condensación, pero cada elemento condensado está estructurado de acuerdo con las reglas de la consciencia. Lo mismo sucede cuando, mediante un desplazamiento, una persona sustituye a otra.
Pero el trabajo no termina aquí, y si intentamos profundizar veremos que aumenta el desacuerdo entre analistas.
Volvamos al primer caso, la cuarta interpretación era: "Usted tiene miedo de que algo dentro suyo pueda hacerle mal". Desde este punto de consenso, las interpretaciones sucesivas pueden tomar diversos caminos que evidencian diferencias conceptuales.  Algunos de ellos podrían ser:
Freud: "Usted teme una penetración" (complejo de castración, sumisión homosexual al padre, protesta viril...).
Klein 1: "Usted teme recibir algo dentro de usted porque esto podría dañarlo" (agresividad hacia el pecho, miedo a la retaliación, leche envenenada...).
Klein 2: "Usted no puede recibir lo que le doy porque la posibilidad de que yo tenga algo que usted no tiene lo llena de envidia, y esta envidia le impide admitir que le estoy dando algo bueno".
Etc. 
Tengamos en cuenta que esta y las demás verbalizaciones presentadas no corresponden a las verdaderas formulaciones de las interpretaciones, sino que dan una idea del contenido y la orientación de las mismas. Las interpretaciones reales son más graduales y presentan más conexiones intermedias y colaterales.

Breve digresión teórica:
La zona en la que comienzan los desacuerdos corresponde a lo descripto por Freud como sistema inconsciente. Cuando Freud descubrió las características del sistema inconsciente todavía no había postulado la división tripartita del aparato psíquico, pero una vez que introdujo la segunda tópica, el ser consciente o inconsciente pasó a ser solo una cualidad. Freud distinguió entonces lo inconsciente en sentido descriptivo y en sentido dinámico, y agregó además otra distinción en el inconsciente dinámico, entre lo reprimido y lo no reprimido.
El preconsciente corresponde al inconsciente en sentido descriptivo, y el inconsciente dinámico tiene aspectos reprimidos y no reprimidos. Matte-Blanco denomina inconsciente estructural al inconsciente dinámico no reprimido, regulado por las leyes del inconsciente. Este vasto e importante territorio de la mente necesita ser traducido para poder devenir accesible a la consciencia. La función de traducción es una actividad yoica que implica dar al material inconsciente orden temporal y espacial, disolver las condensaciones, diferenciar la realidad psíquica de la realidad externa, resolver los desplazamientos de manera tal que un atributo o un sentimiento se refiera a quien corresponde y no a sus varios sustitutos, y evitar o disimular las contradicciones (que al yo le resultan intolerables).
En el trabajo analítico nos encontramos siempre con dos tipos de manifestaciones de lo inconsciente completamente diferentes: aquellas estructuradas según las leyes de la consciencia (y que por lo tanto corresponden al preconsciente, aunque no pertenezcan necesariamente a él) y aquellas que no se conforman a estas leyes.

El inconsciente "profundo" o no-reprimido y las interpretaciones equivalentes: 
Cuando tratamos con material estructurado en base a las leyes del preconsciente-consciente no encontramos mayores divergencias entre analistas, a pesar de que puede haber diferencias en cuanto a la capacidad para descubrir lo más significativo. Los problemas surgen cuando se relacionan los datos preconscientes con sus raíces inconscientes, es decir, con material inconsciente estructurado de acuerdo con las características del sistema inconsciente.
Si recordamos las interpretaciones freudiana y kleinianas propuestas, vemos que todas se refieren a la introducción de algo dentro del paciente. Se podría decir que las tres constituyen equivalentes interpretativos, todos igualmente válidos en este punto del análisis.

El inconsciente no conoce individuos, solo clases o conjuntos:
La correspondencia entre la realidad psíquica y sus posibles imágenes no es biunívoca, sino plurívoca-unívoca, por lo cual, una porción de realidad psíquica puede tener muchas representaciones, cada una de las cuales guarda con ella una correspondencia unívoca.
Los procesos inconscientes con estructura inconsciente no siguen las leyes del pensamiento científico. Mientras este último se maneja con límites precisos, el sistema inconsciente establece grandes clases con elementos fácilmente intercambiables.
La sustitución de la realidad externa por la realidad psíquica expresa la utilización de relaciones simétricas. Un hecho externo es para el inconsciente lo mismo que un hecho psíquico si ambos tienen en común cualquier cosa que permita su inclusión en una misma clase. 
Basándose en la intercambiabilidad de los elementos de la clase y en la indiferencia del inconsciente con respecto al individuo particular, Matte-Blanco concluye que el inconsciente solo conoce la clase o el conjunto (definidos en términos de funciones proposicionales), que identifica al individuo con la clase y que es incapaz de apreciar su individualidad.
Por ejemplo, para el inconsciente cualquiera que cumpla las funciones de padre no será un padre sino el padre.
Esto equivale a decir que para el inconsciente profundo no hay objetos concretos sino tan solo relaciones abstractas. Se podría agregar que el inconsciente más profundo no conoce la realidad externa.
Considerando la extensión e imprecisión del pensamiento inconsciente, podemos comprender que dos interpretaciones que para la consciencia son muy distintas, constituyan la misma cosa para el inconsciente. En las interpretaciones vistas aparecían el pene y el pecho y la leche, que obviamente son cosas diferentes, pero que guardan una cierta semejanza desde el momento en que son elementos que se pueden introducir en el cuerpo, y es por ello que a un nivel profundo las interpretaciones que los involucran pueden ser tomadas como iguales. Después de todo, esta es la modalidad de funcionamiento inconsciente que posibilita que el niño se dirija al pene como un sustituto del pecho después del destete (Klein).
Si buscamos ser precisos en el trabajo interpretativo, tenemos que saber que en lo que respecta a procesos inconscientes en sentido estructural sería una ilusión creer que el inconsciente comprende exactamente lo que pretendemos decirle. Este se limitará a recibir nuestra comunicación en el único modo que le es posible, o sea, en general. En este nivel la interpretación puede ser no tanto de cosas precisas y concretas sino una interpretación de la atmósfera general del tema, a diferencia de la interpretación del material preconsciente que, para dar resultado, requiere de una gran precisión.
 
La interpretación y el producto del yo llamado símbolo:
En el trabajo analítico interpretamos haciendo referencia a procesos de los cuales conocemos las manifestaciones. Hablamos de envidia del pene, miedo a la castración, introyección del pecho bueno o malo, etc. Formular una interpretación de esta manera es una manera incompleta de decir las cosas. Si se le interpreta a una chica que tiene envidia del pene, seguramente dirá que nunca tuvo el deseo de tener un pene. Esto no es simplemente un efecto de la represión, sino que tiene que ver con las características del sistema inconsciente. Para el inconsciente tener un pene, una capacidad de comprensión penetrante, ciertos privilegios, una actitud dominante en la relación sexual, etc., pertenecen a la misma esfera, directa o sublimadamente, y, por lo tanto, son lo mismo. No se trata de que una cosa es la copia de otra o su símbolo. Para el inconsciente estructural o sistema inconsciente no existen los símbolos, porque el símbolo y lo simbolizado son lo mismo. El símbolo es un producto del yo (de su parte inconsciente). Freud mismo se refiere a los símbolos como "traducciones estables" (Lección X).
Teniendo todo esto en mente se puede ordenar el material clínico de un modo bastante simple.
 
Significado de las interpretaciones que se refieren a los objetos primarios:
Sería contrario a la realidad del desarrollo humano no considerar en nuestro trabajo terapéutico a los objetos primarios que han representado las primeras fuentes de satisfacción de las necesidades instintivas. La primera gratificación oral provino del pecho y no del símbolo. Algo similar se puede decir del pene o de cualquier objeto primario presente en el desarrollo. ¿Cómo se reconcilian estas nociones con la indiferencia del inconsciente estructural, con su incapacidad para distinguir los objetos, con su visión exclusiva de funciones o clases? Para responder a esta pregunta Matte-Blanco se basa en conceptos de William James (1890). Postula que los primeros objetos ocupan un lugar privilegiado, debido a la acción de fenómenos del tipo del imprinting (aprendizajes en períodos críticos), y agrega que esto es lo que justifica su inclusión en las interpretaciones.
La contradicción aparente (entre tener que referirse a un objeto específico y la vaguedad del inconsciente) se resuelve al pensar que el inconsciente estructural es el tipo más primitivo de manifestación psíquica y que, como tal, no posee sutileza, de modo que el mejor modo de referirse a una determinada clase (cuando, por así decir, le hablamos) consiste en nombrar los primeros objetos de la vida individual en relación a los cuales la noción de clase se formó la primera vez. Se tratará de objetos como pecho, pene, etc., que son objetos para el yo (pero no para el inconsciente estructural), que se convierten con mucha facilidad en los representantes de la clase en cuestión.
Matte-Blanco cree que, si tomamos en serio los descubrimientos de Freud sobre las características del sistema inconsciente, estamos obligados, cuando nos referimos a cualquier objeto, a establecer cuidadosamente y con precisión desde qué punto de vista lo estamos describiendo: Si es desde el yo diremos que es un objeto, si es desde el inconsciente que es solo una clase.
También hay que considerar a los derivados inconscientes de los impulsos instintivos, como las fantasías que Freud compara con personas mestizas. Tales fantasías no son tan precisas como los pensamientos conscientes ni tampoco tan vagas como las expresiones que presentan las características del sistema inconsciente. Es en estas fantasías, más que en el pensamiento consciente, donde se puede individualizar claramente el simbolismo del pecho o del pene.
De todos modos, parece que la mejor vía para comunicarse con el inconsciente estructural es el proporcionado por aquellas verbalizaciones que, a la vez que tienen en cuenta al objeto primario, dejan un amplio espacio para contener a todos los otros miembros de la misma clase. Podremos hacerlo con la ayuda de la expresión artística. Las interpretaciones que apunten a este nivel, por más ricas que sean en referencia a los objetos y procesos primarios, deberán ser, idealmente, verbalizaciones con una buena dosis de sentimiento poético, o, si no es posible, de humor, en términos generales, verbalizaciones que, en vez de referirse a las cosas de un modo concreto (que puede resultar banal o grotesco), evoquen una atmósfera que pueda ser tomada por cada paciente en aquel nivel en el cual pueda absorberla mejor. Es una técnica difícil, pero más eficaz que la técnica de expresión concreta, con la que se corre el riesgo de dejar afuera elementos de la clase que puedan tener importancia para el paciente. Procediendo de esta manera puede suceder que el sentido de las cosas sea escuchado de un modo suficientemente amplio como para contener más de un significado. Volvemos aquí a la noción de equivalente interpretativo. Puede pasar, por ejemplo, que el paciente tema que algo se introduzca dentro de sí, reflejando este temor el miedo a ser penetrado por un pene, a introyectar un pecho malo o a la leche envenenada. En los estratos profundos del inconsciente los tres elementos pertenecen a la misma clase y son, por lo tanto, lo mismo: la clase definida por la función proposicional "objetos peligrosos introducidos en el interior de la persona-cuerpo" (estas dos últimas palabras conforman una unidad de acuerdo con la igualación de la realidad psíquica a la física). En este nivel no hay mayores diferenciaciones, en tanto que en los estratos más cercanos a la superficie solo uno de los significados puede ser correcto. Si hablamos de un diálogo entre el analista y los diferentes niveles del inconsciente, podemos ver que existe la posibilidad de que cometamos errores sin perder eficacia desde el punto de vista terapéutico. Un error a un nivel más superficial puede ser algo absolutamente correcto a un nivel más profundo, dada la formación de clases cada vez más amplias. Matte-Blanco sospecha que esta característica del inconsciente explica el hecho de que distintos analistas con orientaciones diferentes puedan tener igual éxito terapéutico.
 
El nivel intermedio, las fantasías "mestizas":
El estudio de la fantasía permite inferir que, en ellas, detrás de un aparente respeto por las leyes de la consciencia se insinúa de manera más o menos enmascarada el modo de pensar simétrico (propio del sistema inconsciente).
El paciente del caso presentado estudiaba matemática y daba mucha importancia a la precisión, preocupándose por examinar todo para no tomar por verdadero algo que fuera falso. Por otro lado, era un lector voraz. Era difícil conciliar ambas características, por cuanto más leía, más posibilidades había de aceptar inadvertidamente algo erróneo. Esto lo llevó a ser muy crítico. Desmontaba las interpretaciones y las examinaba cuidadosamente. Gradualmente se fue haciendo claro que no temía una introducción masiva, una penetración, sino más bien una introducción realizada con suavidad, de algo aceptable, de acuerdo con lo ya pensado por él, pero que pudiera llegar a modificarlo y a hacerle mal antes de que él se diera cuenta. En síntesis, el desarrollo del análisis movió el equilibrio hacia uno solo de los equivalentes interpretativos mencionados. En este periodo, el paciente se comportaba como un niño que escupe la comida para volver a comerla luego de haberla examinado y haber dictaminado un veredicto favorable sobre ella. A un nivel más profundo todas las alternativas eran todavía válidas, pero en este nivel, el miedo a recibir alimento dañino era claramente la más significativa. 
Esta actitud de paranoia oral puede aparecer en pacientes neuróticos o psicóticos. En el caso presentado se trataba de un paciente neurótico, ya que la fantasía examinada era inconsciente (en un psicótico irrumpiría en el yo). Que esta fantasía fuera inconsciente no dependía exclusivamente de la represión, sino también de otra razón muy importante. La fantasía de ser envenenado por algo que se le dice al paciente es bien precisa y delimitada, pero, por otra parte, tiene algunas características del sistema inconsciente, como igualar la comunicación de un pensamiento con el acto de recibir alimento: Un pensamiento que induzca al error es tan peligroso como un alimento malo. El pensamiento consciente no puede aceptar un igualamiento simétrico como este, ya que en el plano consciente los elementos de una clase no son iguales ni intercambiables entre sí. Es importante destacar que ambos planos no se intercomunican a menos que se implemente una traducción que tienda un puente entre ambos, tarea que corresponde a la interpretación.
La interpretación de los sentimientos y conductas del paciente se focalizó en una de las varias alternativas posibles y así se pudo establecer correlaciones entre sus distintas manifestaciones. Dejándose guiar por estas, nuestro inconsciente ha trabajado y logrado descubrir el elemento común que los conecta entre sí. Simplificando, lo llamamos miedo a ser dañado por el pecho o la leche venenosa. Luego fuimos viendo cómo tales manifestaciones adherían de un modo no forzado a la hipótesis surgida en nuestra mente como efecto de las asociaciones del paciente. De este modo, aquello que, al inicio, en las primeras asociaciones, parecía tan solo un susurro, se fue transformando poco a poco, a través de las repeticiones de segmentos de comportamientos en los cuales se destacaba un elemento, en una voz bien distinta, hasta que, al final, la interpretación tomó forma.
Todo esto es un trabajo intelectual que, aunque provenga de nuestro inconsciente, sigue la estructura de la consciencia. Pero el resultado final se formula en términos de relaciones simétricas: igualando el recibir ideas a recibir alimento. Obviamente estamos ante un producto mixto (consciente e inconsciente). Estos productos, hermanos de los cuentos de hadas y de las creaciones de la imaginación artística, juegan un rol muy importante en la técnica analítica. Por un lado, expresan comentarios sutiles y precisos que reflejan fielmente las manifestaciones del paciente, y, por otro lado, son amplios y generales, capaces de acoger emociones de un modo en que el pensamiento científico nunca podría.
 
La posibilidad de interpretaciones múltiples de la misma realidad:
Ejemplo: Un paciente en pareja con una chica sueña que tiene relaciones sexuales con otra chica (alegre y vivaz) de tipo opuesto al de su novia (dulce y tranquila). Conocía a esta otra chica desde niña y la había visto transformarse en una mujer atractiva. Era amigo de su hermano. Se repitieron los sueños de relación feliz y actividad sexual satisfactoria con ella. Una noche soñó con su novia: se encontraban en la cama de sus padres, él intentaba tener una relación, pero no lograba tener una erección. Se planteaba el problema de cómo interpretar este sueño y de comprender el significado del contraste con respecto a los otros sueños. Las asociaciones indicaban obvias referencias a sentimientos de culpa relacionados con tendencias edípicas. Se podía concluir, al menos como una primera aproximación, que el paciente era incapaz de tener una relación satisfactoria porque la novia representaba en el sueño una figura materna frente a la cual él suplantaba al padre. Pero las cosas no eran tan simples. Una vez soñó que esperaba a la otra chica para visitar a su amigo (hermano de la chica), en su lugar aparecía la novia diciendo que sus padres habían decidido llevar a la otra chica a vivir con ellos, lo cual le desagradaba mucho. Dato importante: los padres de la novia presionaban para vivir todos juntos en el futuro, ellos y la joven pareja. De cumplirse el sueño, él viviría con las dos chicas.
Por un lado, el paciente estaba satisfecho con su novia y preparaba su matrimonio con tranquilidad, por otro lado, era enigmático y no parecía promisorio que poco antes de casarse soñara ora que tenía buen sexo con otra, ora que era impotente con la novia. La cuestión era si entre todos los significados posibles de las manifestaciones del paciente había uno que hubiera resuelto el problema y producido resultados terapéuticos o había varios.
La primera aproximación era que el paciente experimentaba sentimientos de culpa edípicos que interferían en la relación con su novia. También se podía sospechar que la otra chica encubría una relación homosexual con el amigo (de niña era poco femenina y ahora tenía un modo directo y franco de acercarse a los hombres que podía considerarse masculino).
Pero el problema era más complicado. El paciente tenía la misma profesión que su padre y lo había superado. Esto le daba culpa. El padre continuaba protegiéndolo cuando discutían y eso lo fastidiaba. La relación con la novia no había sido bien recibida al principio por sus padres porque decían que era demasiado joven. Esto estimuló en él una actitud de desafío que lo llevó a consolidar la relación. Después la novia fue aceptada y pasó a representar el buen camino a seguir, como el padre había hecho antes que él. El paciente estaba resentido por toda esta situación. Cuando el padre quiso acompañarlo a elegir los muebles para su casa, el paciente no fue capaz de negarse, a pesar del desagrado que le causó esta intrusión, y como mucho se reservó el derecho de decidir en caso de desacuerdo. Puede verse que se sentía constreñido a seguir un modo de vida similar al del padre, a quien consideraba demasiado pequeño-burgués. En este contexto la novia representaba este tipo de vida, mientras que la otra chica era un soplo de aire fresco, la libertad... El paciente se sometía a aceptar la identificación con una imagen paterna con la cual no deseaba identificarse y sentía una gran inhibición para rebelarse contra imposiciones insatisfactorias. No tener erección con la novia en la cama del padre significaba por lo tanto negarse a usar un traje inadecuado para él. La verdadera rebelión edípica consistía en rechazar el rol impuesto y trazar su propio camino. La mujer prohibida no era la novia sino la otra chica. Estar prohibida como mujer la hace un símbolo de la madre, pero no de la madre real, sino de la imago materna, la mujer maravillosa fuente de profundas y secretas satisfacciones negadas al niño hasta ahora. El desafío edípico consistiría entonces en no aceptar un rol postizo de un padre real devaluado y en osar asumir el rol del padre ideal, potente, que obtiene satisfacciones de una relación libre y jubilosa con una chica que posee todos los atractivos de la femineidad y que representa de este modo a la madre ideal.
El examen del caso no termina aquí. Podría decirse que el paciente no había logrado integrar en una sola mujer los atractivos femeninos, etc.
Después viene el problema de decidir qué interpretación dar, y aquí hay tantas opciones como analistas, y todos pensarían, con cierta omnipotencia (necesaria para la cura en pequeñas dosis), que su camino es el correcto,
Matte-Blanco piensa que, si se trabaja con serenidad, hay más de una manera de llevar adelante el análisis, aunque algunos caminos sean mejores que otros. Al respecto, la noción de equivalentes interpretativos es útil porque supone una realidad que consiente diferentes abordajes.
La tentación de ser el portador de una verdad única es frecuente entre los analistas. Esta tendencia no es del todo superable, pero podría al menos ser integrada en un proceso de maduración.
La riqueza de la realidad no puede ser captada plenamente en nuestras interpretaciones, pero cuando se elige un camino interpretativo deberíamos proceder respetando al máximo los hechos sugeridos por las asociaciones del paciente y por todos los demás elementos que aporten conocimiento del caso.
En igualdad de condiciones se obtienen mejores resultados mediante un enfoque que permita examinar de manera detallada y minuciosa el mismo material desde diferentes puntos de vista. Esto estará condicionado por la mayor o menor tendencia del paciente a utilizar sus recursos intelectuales para la comprensión de los procesos psíquicos.
Si nos acercamos a la realidad conscientes de la inmensa riqueza que contiene, y sin pretender comprenderla en modo total e inmediato, tendremos mayores garantías de lograr una comprensión profunda. Debemos seguir con entusiasmo, precisión y perspicacia, primero uno y después otro, cada uno de los varios enfoques posibles, sabiendo que estamos abordando, por más significativa que sea, solo una porción de nuestro objeto de estudio.

Síntesis de los tres estratos de la interpretación. La relación entre la consciencia y lo inconsciente:
1- El preconsciente sigue las leyes de la consciencia, y cuando descubrimos ciertas intenciones, o una "trama" estructurada de acuerdo con estas leyes (tanto con respecto a los pensamientos como a las emociones), se requiere de una gran precisión a la hora de señalárselas al paciente. En este primer nivel no se tolera ninguna ambigüedad, la alternativa justa es una sola, y si nos equivocamos perdemos la posibilidad de comprender al paciente. Esta trama puede corresponder topográficamente al preconsciente y ser fácilmente accesible para el paciente, quien no tendrá dificultad para aceptar nuestras indicaciones, o estar profundamente reprimida, resultando entonces difícil poder traerla a la luz.  
2- El segundo nivel de interpretación tiene que ver con los productos de raza mixta, híbridos de la consciencia y del inconsciente estructural, que convergen en una unidad de gran importancia para la revelación de los secretos de una vasta zona de la mente. Aquí las interpretaciones difieren grandemente con respecto a su grado de participación en el pensamiento consciente e inconsciente, al igual que varía la proporción de ambos de un producto a otro. A veces, por ejemplo, el único signo visible de la presencia del sistema inconsciente es el desplazamiento de un objeto primario sobre un objeto sustitutivo actual (esto dicho en términos de la lógica asimétrica, ya que para la lógica simétrica no existe el desplazamiento). Otras veces puede darse una condensación de dos o más impulsos con metas diferentes, incompatibles en la realidad (por ejemplo: coexistencia de un profundo amor por el objeto y el deseo de destruirlo). En otros casos asistimos a la irrupción de muchas características del sistema inconsciente, de tal modo que el producto resulta en algunos aspectos muy extraño para el modo de pensamiento de la consciencia. Esto sucede, por ejemplo, en el caso de manifestaciones de introyecciones en las cuales una cierta actividad mental que simboliza el pecho puede provocar miedo a ser envenenado. Al igualarse las realidades psíquica y física el paciente llega a presentar síntomas corporales que, en el inconsciente, significan la reacción física a un objeto peligroso, por ejemplo, un símbolo del pecho, que se intenta expulsar a través del vómito. Se ve también la falta de tiempo, en un momento no se había realizado la introyección y en el instante siguiente esta ya ha tenido lugar, a diferencia del proceso de ingestión, que se desarrolla en una determinada secuencia temporal.
Hay que tener presente que en todos estos productos híbridos a interpretar existe siempre una estructura general que sigue las leyes de la consciencia, ya que se refieren a contenidos definidos y determinados. Así, por ejemplo, un pecho no puede ser cambiado por un pene, ni un objeto parcial por uno total. Este sería el aspecto de raza blanca de la analogía freudiana.
3- Llegamos finalmente al tercer nivel de manifestaciones inconscientes en el cual las relaciones simétricas producen clases o conjuntos más vastos, donde no hay tanta precisión y donde una penetración es penetración, y es indiferente que corresponda al pene, al pecho o a la leche. Esta es la zona de las atmósferas, que contrasta con la precisión individualizada del preconsciente-consciente y con la estructura peculiar de los productos híbridos, en los cuales los temas tienen límites, aunque en su interior reine la generalización.
En términos lógicos, en el segundo nivel las zonas delimitadas asimétricamente contienen una buena dosis de libertad e indeterminación consentida por relaciones simétricas, mientras que, en el tercer nivel, la indeterminación se extiende también a los límites externos.

Observaciones sobre la relación entre la consciencia y el inconsciente estructural:
La conciencia utiliza ampliamente relaciones asimétricas: El tiempo es concebido como una serie (A viene antes que B, B ocurre después que A).
El inconsciente utiliza mayormente relaciones simétricas: No puede haber ni tiempo ni espacio. En los estados confusionales crecientes observamos un incremento gradual de la simetría. El uso exclusivo de relaciones simétricas corresponde a la pérdida total de la consciencia. Esta falta absoluta de discriminación (imaginemos una clase que lo incluye todo, en la cual cualquier cosa es igual a cualquier otra cosa) impide pensar y sentir, y atenta contra toda la vida psíquica en general.
La relación entre la consciencia y el inconsciente corresponde a una serie continua que comienza con la conciencia y el pleno uso de relaciones asimétricas y prosigue hacia el inconsciente con un aumento paulatino de relaciones simétricas. Esta es la zona de los productos híbridos. Cuando crece la proporción de relaciones simétricas en juego, se alcanza la zona de las atmósferas, el inconsciente más profundo, hasta que al final todo se funde en una totalidad abisal muda sin vestigios de actividad psíquica.
La interpretación tiende a traer luz al inconsciente, y, en el trabajo terapéutico que hacemos con su ayuda, es importante tener en cuenta que, para dar cuenta de las relaciones simétricas, debemos usar relaciones asimétricas. De aquí la potencialidad estructural del inconsciente, que requiere de la asimetría de la consciencia para ser revelado.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho este artículo, especialmente cuando considera como factores importantes para la eficacia terapéutica “la madurez adquirida, y sobre todo la capacidad de sentir empática y simpáticamente con el paciente, factores que reflejan la posibilidad del analista de establecer relaciones objetales y contactos libidinales, y que se basan en su capacidad de amar”. Me hace recordar El Diario clínico de Ferenczi que trae como subtítulo una frase que afirma que sin simpatía no hay tratamiento. Ferenczi es autor del único trabajo psicoanalítico que explica teórica y clínicamente el mecanismo de introyección. En el artículo (preludio) sobre metabolismo psíquico MB ya anticipaba que es necesario establecer bien las diferencias entre mecanismo, fantasía y síntoma. Aquí resalta la importancia de la atmósfera (elemento inherente a la fantasía). Creo que se refiere al clima emocional (nivel ligeramente “abajo” del sistema consciente). La noción de equivalentes interpretativos es un abordaje muy útil.

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